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Con mosaicos, interviene veredas rotas y las embellece, y, al mismo tiempo, expone la necesidad de una reparación de parte del Estado para brindar una ciudad accesible.

Sofía y sus maravillas

Foto: Pato Pérez

Pequeñas obras de arte embellecen las calles de Almagro, en la ciudad de Buenos Aires. Sofía Bernasconi encontró una manera de denunciar, a través del arte, los obstáculos que enfrenta al querer circular por su barrio con la silla de ruedas. “Reacción Rodante” es el nombre que le dio a un proyecto que surgió en una salida junto a su pareja, y mediante el cual ya instaló decenas de intervenciones allí y en Las Flores, su ciudad natal.

A los 19 años, un accidente postró a Sofía e hizo que, de allí en más, debiera trasladarse en silla de ruedas. Inmediatamente, su percepción de la realidad cambió: “Lo más complicado para mí fue salir a la calle y encontrarme con veredas rotas, falta de rampas, locales con escalones a la entrada, autos estacionados tapando el paso”, enumera. Fue desarrollando, entonces, estrategias para transitar la ciudad y llegar a destino, pero sintiendo en todo momento que las cosas no estaban dadas como para que ejerciera su independencia. El tiempo de viaje entre un punto y otro se extendía a puntos insostenibles y evitar las salidas se volvió más sencillo que buscar la manera de concretarlas. Pero se resistía a la idea de aceptar las condiciones de forma pasiva: “Un amigo me decía ‘Mi mamá no sale a ningún lado, porque todo es difícil’. ¿Y por qué nos tenemos que conformar con eso?”, se cuestionó.

En cuanto conoció el trabajo de la ONG Acceso Ya, que promueve la accesibilidad para personas con discapacidad motriz o movilidad reducida, se involucró. Comenzó yendo a algunos encuentros y participando de actividades, hasta que casi sin darse cuenta ya se había convertido en voluntaria. Una tarde de 2022, iba junto a su pareja cuando se encontró con una vereda rota. Se detuvo, sacó el celular y le sacó una foto, para enviarla a la ONG y que desde allí se canalizara el reclamo de reparación. “¿Y si intervenís vos ese hueco?”, le preguntó Sebastián. Ella, que siempre tuvo inquietudes artísticas y que llevaba ya un par de años haciendo un taller de mosaiquismo, vitreaux y vitrofusión, supo que delante de ella se abría una oportunidad.

Elaboró un diseño, adaptado al espacio delimitado por la rotura de esa vereda específica, y junto con Sebastián lo instaló. “Era una denuncia, pero también era una reacción propia mía. El arte es un portador de mensajes muy fuerte y me pareció superinteresante que la gente que se encuentre con esas intervenciones se cuestione qué está pasando acá”, explica. Para ese primer diseño, y los siguientes, pensó un concepto general, un hilo conductor que uniera cada intervención y que tuviera un sentido personal. Apareció, entonces, Alicia en el País de las Maravillas: “Alicia cae en un agujero, y yo estoy rellenándolos. Al caer, ella ingresa en un mundo de fantasía, y yo con estas obras estoy mostrando mi propio mundo de fantasía. Relleno estos agujeros para no caerme, esperando que la fantasía de tener veredas sanas y una ciudad accesible se convierta en realidad”.

El fin de estas obras no es permanecer, sino llamar la atención y conducir a la acción. El éxito de cada una radica en desaparecer de las veredas. Son intervenciones, pero no reparaciones propiamente dichas, y la idea de Sofía es llamar la atención para que el Estado se haga cargo y deje la vereda en condiciones. Muchas de sus obras se perdieron por allí, pero ocurrió que alguna vecina, al ver que la reparación era inminente, rescatara la pieza y se la hiciera llegar. “La gente se involucra con esto, me encanta que sea así, que le dé valor, que se interese también por estas intervenciones”, confiesa.

En su cuenta de Instagram, @reaccionrodante, sobrevive un archivo fotográfico de las instalaciones realizadas, que ya llegaron también a la ciudad natal de Sofía. En Las Flores, colaboró con escuelas y consiguió que el Gobierno municipal reparara rampas y veredas que impedían el tránsito de personas con dificultades motrices. Empleada bancaria, Sofía se ilusiona con poder, en algún momento, orientar su vida profesional hacia el arte, un lugar donde se siente más representada. Mientras tanto, continúa embelleciendo calles y denunciando desigualdades con sus mosaicos.

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