De regreso a su casa, en los viajes en colectivo, Maggie Cullen escuchaba los discos completos de Jorge Cafrune, Juan Falú o Mercedes Sosa. Al llegar, sacaba en la guitarra las canciones que más le gustaban y las cantaba. Con esa pasión, la joven porteña estuvo siempre enamorada del folklore, incluso tocaba en peñas de chica. Dice que su familia le transmitió el gusto por esta música, también el respeto por la cultura argentina.
Sin embargo, no se había imaginado una carrera como artista hasta que su participación en el reality La Voz Argentina le mostró que estar arriba del escenario les genera cosas a ella y a quien la escucha. “No sabía que si cantaba a la gente le pasaba eso. Yo fui a jugar y a conocer a la Sole, nunca me imaginé la repercusión que tuve. Iba pasando el programa y el público me decía que le gustaba lo que hacía, entonces pensé ‘Existe la posibilidad de que pueda cantar, de vivir de la música’”, cuenta.
A sus 23 años, avanza a paso firme dentro de la escena folklórica nacional y este año ganó su segundo Gardel: se quedó con el premio a Mejor Álbum Artista de Folklore por su disco debut Canciones del viento. Durante los últimos meses, estuvo presentándolo por distintas localidades del país.
Mientras empieza a pensar lo que será su segundo material discográfico y sigue planeando recorrer cada rincón de la Argentina, se alista para su primer Teatro Coliseo el 13 diciembre. “Es mi gran objetivo del año, porque es un concierto muy grande, lo voy a preparar con todo cariño y mucha dedicación. Ahí estará mi corazón puesto estos meses”, confiesa.
Tu disco debut se llevó un Gardel, ¿qué significa para vos?
Es una alegría muy inesperada, sobre todo da un empujón muy grande a un equipo de trabajo de mucha calidez en lo humano y musical. Ganar un premio está buenísimo, pero ya era una alegría inmensa la nominación con artistas que admiro, como Teresa Parodi y la Sole.
¿Te sube la vara?
No sé. Me tomo con mucha naturalidad lo que va pasando, trato de seguir un caminito que se va armando solo y me digo “Día a día”. Me siento un instrumento, me fue llevando la vida, soy muy creyente. Fui llegando hasta acá sin tener idea de lo que iba a pasar. Me dejo guiar y llegaré a donde y a quien tenga que llegar. Canto desde chica, pero no estaba en mis planes hacerlo en escenarios o por la Argentina; al ir encontrando la paz caminando por este rumbo al que fui llegando, me di cuenta de que tenía las herramientas pero no sabía que podía usarlas para hacer un bien. Cuando todo eso se reunió, pude ver con claridad que el camino era por acá.
¿A qué le atribuís tal desembarco en la escena?
Creo que lo genuino, lo que sale del corazón, lo que es verdadero, siempre llega de una manera distinta.
¿Tenés una misión que cumplir?
Estoy encontrando mi vocación, un llamado a dar el don que recibí. De cierta forma, cuando canto hay gente a la que eso le hace bien, entonces me siento con la posibilidad y la responsabilidad –pero sobre todo con el regalo– de poder compartir la música y los valores que me llegaron por casa.
¿Cuál es tu mensaje?
La alegría de vivir, compartir un sentido de identidad y de pertenencia muy grande a este país, a nuestra cultura y a nuestras raíces. A mí de la Argentina me enamoran su gente, su paisaje, su humor, me encanta enamorar a otros y hacer conocer, si no conocen, esta riqueza tan grande que tenemos.
¿Te interesa más reforzar a quien está en el folklore o acercar?
Por un lado, está buenísimo hacer saber a la gente que no conoce que el folklore no son solamente cuatro hombres con bombo y poncho, sino que hay un montón de formas dentro del género. Y por otro, seguir dando alimento, seguir trayendo esta música tan valiosa a gente grande que toda su vida la ha escuchado y que, a veces, pareciera que se está quedando, y la realidad es que no, en las peñas somos una cantidad de jóvenes cantando y bailando. Me siento representando eso en este lugar privilegiado que estoy teniendo. Somos muchos más de lo que se ve, quiero mostrar que el folklore está muy vivo, no es algo de museo y antiguo, sigue pasando.
¿Es necesario renovar el folklore?
Sí, pero también hay mucho por volver a traer y por no dejar en el olvido. Tenemos que buscar la forma en la que podamos cantar lo que ha ocurrido y contar nuestra historia, y a la vez traer nuestra cotidianeidad, aportar nuestras letras y hacer del folklore algo actual.
¿Sos una de las nuevas figuras del folklore?
No pienso esas cosas, me concentro en la música y punto. Estoy abierta a ir creciendo musical y personalmente, hasta donde tenga que llegar. No sé si seré como Abel o Soledad, yo soy Maggie y pasará conmigo lo que tenga que pasar.
CAFÉ CON ARGENTINA
“Me gusta mucho, pero tomo más leche que café”, cuenta Maggie, y agrega: “Igual, el café no es el mejor compañero para antes de cantar, ahí, más agua que otra cosa. Y en el día a día, gana el mate”.
Su máximo deseo es llevar el folklore por todo el país. Persiguiendo ese sueño, ya visitó varias provincias, entre ellas Córdoba, Mendoza y San Luis. Ahora, en septiembre, tiene en agenda shows en otras como Salta, Tucumán, Corrientes y Chaco. Además, aguarda expectante lo que será el cierre de un gran año el 13 de diciembre en CABA.