En los Juegos Panamericanos alcanzó el quinto puesto y clasificó a los Juegos Olímpicos de París. Busca convertirse en el primer pentatleta argentino en llegar a una final olímpica.
Cuando tenía 3 años, sus papás lo llevaron a la pileta del club Estrada, en José C. Paz. El juego infantil fue evolucionando hacia la competencia rápidamente, y a los 6 ya participaba en algunas pruebas. A los 11 le propusieron iniciarse en el pentatlón moderno y, desde ese momento, comenzó a correr. Dos años más tarde, Franco Serrano aprendió a practicar tiro, otros tres pasaron para que incorporara la esgrima y, a los 18, completó con la equitación las cinco disciplinas que componen su deporte.
En un día normal, entrena al menos seis horas, en diferentes clubes y con distintos entrenadores. El chico de 23 años, que fue plata en la prueba mixta internacional en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018 (en Buenos Aires) y también en la prueba individual de los Juegos Panamericanos Junior de 2021 (en Cali), compitió el año pasado por primera vez en los Juegos Panamericanos de mayores, donde obtuvo la clasificación para ser parte este año de los Juegos Olímpicos que se disputarán en París. “Cuando comencé, no pensé en hacer este deporte toda mi vida. Fui probando y me gustó competir, que me fuera bien. Desde chico tuve buenos resultados y eso me motivó a seguir. Me encantaba ver competir a los más grandes y esperaba el momento en que me tocara sumar una nueva disciplina”, cuenta Franco.
- ¿Alguna vez a tus padres les preocupó que te sobreexigieras? ¿Te pidieron que eligieras alguna de todas estas disciplinas?
No, ellos siempre me acompañaron. Cuando yo comencé, también lo hizo mi hermana, que es tres años más chica. Nos apoyaron permanentemente, nunca fueron un obstáculo. Vieron que lo hacíamos con pasión y que nos esforzábamos, así que valoraron e impulsaron eso. Gracias a ellos llegamos donde llegamos.
- ¿Cómo influye en vos compartir actividad con tu hermana?
La verdad, nunca tuve la experiencia de entrenar solo, porque el deporte lo hicimos juntos toda la vida, sin parar. Siento que sería raro empezar a entrenar separados. A veces, por el estudio, tenemos horarios distintos, pero siempre tratamos de hacer todo juntos. Ella ahora está cursando en la universidad, yo este cuatrimestre no me anoté en nada por los Juegos, y la espero a que salga para ir al gimnasio. Nos llevamos bien y, aunque es un deporte individual, nosotros lo hacemos en equipo.
- ¿Sentiste mucho el paso de las competencias juveniles a las de mayores?
Sí, aunque me tocó vivir cada una en la edad correcta, porque no clasifiqué a ningún torneo de mayores siendo juvenil. Disfruté todo como se tenía que disfrutar, con la edad justa, sin adelantar ni quemar etapas. En los Juegos de la Juventud de 2018, las cosas que pasaban eran para chicos de 17 años. Ahora, en un Panamericano de mayores, son todos atletas experimentados, así que la seriedad y el ambiente son otros.
- En los Panamericanos conseguiste la clasificación olímpica, pero después dijiste que tu objetivo era terminar más arriba.
Sí, hubo una planificación y una preparación tremendas, de mucho tiempo, esfuerzo y dedicación. Fue una movida inmensa, la mejor preparación que hice en mi vida. Por eso, la clasificación era algo que tenía que obtener como parte del objetivo principal, que era ganar el Panamericano. Apuntamos a la medalla de oro, y la tuve muy cerca. Hasta las semifinales, venía primero o segundo. Tuve un error en equitación y algunos problemas con la pistola, y eso me costó bajar hasta el quinto puesto. A ese nivel competitivo, pagás caros los errores mínimos.
- ¿Con qué ánimos terminaste, entonces?
Todo este análisis lo hago ahora en frío. En el momento sentí una felicidad inmensa, porque era terminar una etapa muy importante, clasificar a los Juegos, compartir con otros atletas con los que venimos compitiendo desde siempre, estar contento de que algún atleta con quien tengo más afinidad haya clasificado. Cuando termina un Juego, es como una fiesta. Alguno que otro tiene algún problema, pero siempre se termina de la mejor manera, porque uno cuando cruza la línea ve reflejado todo el esfuerzo que hizo, que siempre valió la pena, aunque en este caso no haya tenido una medalla. Fue un torneo muy nutritivo deportivamente. Y la clasificación a los Juegos es algo importantísimo.
- ¿Cuál es el objetivo para los Juegos Olímpicos?
Siempre hay que buscar la excelencia, y me considero un atleta de nivel. En los últimos torneos estuve pasando a finales. Con todas esas experiencias que tuve el año pasado, que fueron muy buenas, buscamos pulir todavía más y demostrar todo en los Juegos Olímpicos y en los torneos que vienen. Quiero llegar a las finales, por lo menos, y pelear una medalla.
VERSE A UNO MISMO
Como parte de su preparación, Franco trabaja junto a la psicóloga deportiva con visualizaciones. Se imagina a sí mismo en diferentes escenarios, intentando, de esa manera, pasar por la experiencia y, llegado el momento, atenuar el impacto que pudiera ocasionar. “Me visualizo ganador, pero también fracasando, para poder afrontar lo que suceda de la mejor manera. Si a uno le va mal, tiene que estar preparado. Y también para aguantar la presión si le va bien. En penta la competencia dura varios días, y vas pasando de ronda. Si tu expectativa es llegar a segunda ronda, pero pasás a tercera, tenés que estar preparado para aguantarlo. Eso se labura”, explica.