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Como una segunda piel

Foto: Pato Pérez

  • ¿Cómo fue el origen de tu emprendimiento?

Empecé en 2018 haciendo camperas con el nombre “Flor Closet”, es decir el clóset o guardarropa de Flor, hasta que a fines de 2019 decidí salir al ruedo con mi marca. Entonces tuve que pensar otro nombre con las letras F y C, que ya estaban en las etiquetas de mis prendas, y elegí hacerlo en francés, por mis raíces. Así nació Fleur Chic, orientada a la búsqueda de excelencia y de una identidad propia en la que se fusionan el estilo clásico, sobrio y atemporal, con la nobleza que brinda el cuero de oveja. Nuestro primer lanzamiento fue Iconic Collection, una colección inspirada en mujeres icónicas, y de ahí los nombres de las prendas: Alfonsina, Frida, Yoko…  

  • ¿Cómo son las prendas de Fleur Chic?

Son cómodas para todo el día, simples, pero con un plus, algo chic que aporta valor agregado. Nuestra filosofía, nuestro lema, es la comodidad, por supuesto que además de la distinción y la elegancia. Me gusta que cada usuaria de mis prendas sienta el cuero como una segunda piel. Las prendas son simples, sin excesos de ornamentación; por ejemplo, el cuero siempre es sin tachas para que no se aleje mucho de lo clásico y atemporal. Por otra parte, tenemos una línea en gamuza como opción al cuero, y también ofrecemos como complemento una línea de tejidos: poleritas y sweaters lisos que acompañan a la vez que destacan la prenda de cuero principal.  

  • ¿Por qué elegiste el cuero? 

El cuero es la materia prima distintiva de la marca. Es un mundo diferente al de la indumentaria en tela. Otorga valor agregado e identidad. Como es atemporal y muy duradero, se puede usar todo el año, y de hecho hasta en el verano para salir a la noche. Aclaro que uso exclusivamente cuero de oveja porque es mucho más maleable que el vacuno, que es muy duro, más apto para camperas rectas de hombre que para moda femenina. Eso sí, lo tengo que importar de Italia, porque acá no hay una gran producción de cuero ovino.  

  • ¿El cuero tiene, además, un buen potencial de exportación?

Si tenés la estructura necesaria, sí, por supuesto. Incluso a mí, que hago una producción más bien personalizada, me compraron clientes de Chile y Francia. 

  • ¿Cómo es la usuaria de tu marca? 

Es una mujer clásica pero activa, dinámica, independiente y atemporal, que no es una jovencita pero que le gusta vestirse a la moda, y con un toque chic. Alguien que usa pantalones de cuero para ir a trabajar, a una reunión de padres en el colegio o a un té con amigas. Es una persona que necesita comunicar algo desde su ropa, que escucha cuando se le sugiere un look o una combinación de prendas porque está abierta a propuestas diferentes, y que busca siempre un desafío nuevo.  

“Mi clienta es una mujer clásica pero activa, dinámica, independiente y atemporal”.

  • ¿Por qué elegiste la confección personalizada en lugar de una producción seriada?

No sé si la elegí o fue que empecé así, trabajando a pedido. Ahora, por lo general, lanzo cada modelo en un material y un color, y después viene el proceso de personal tailoring, es decir, la sastrería a medida. Para eso, hay que pedir una cita desde la web, porque mi showroom no es a la calle, hay que venir con cita previa, y también hago entrevistas por videollamadas para clientas del interior. La virtud de trabajar así es que cada pieza se hace especialmente para cada clienta, tomando sus medidas, gustos y preferencias de color. También me permite satisfacer las necesidades de distintos cuerpos o estaturas, y sacar ventaja en detalles como la manga o el hombro. De todas formas, también hago algunas producciones chicas estandarizadas. 

  • ¿Cómo responden tus clientas a esta modalidad?

¡Les fascina! Sobre todo, aquellas que no responden al target típico, pongámosle mujeres de 60 años, porque entonces hay que respetar medidas como el ancho de hombros, el busto y el abdomen propios de esa edad, y quizás la prenda no será entallada sino ancha. Respetamos y satisfacemos el derecho que tenemos todas a ponernos lo que queremos, porque lo masivo es para un target más joven. A mí me gusta concientizar a las clientas de que no todo es para todas, y cuando una quiere un modelo o un talle que no es para ella, prefiero recomendar otro que le vaya mejor.

  • ¿Cómo son tus últimos lanzamientos?

Este invierno nuestras novedades más importantes son un tapado largo y uno corto. El largo se llama Lily y es tipo trench: largo, con lazo, solapas grandes –porque la solapa chica es más para el día–, doble abotonadura, tajo atrás y cruce cómodo al caminar. El corto se llama Paula, es de color chocolate, con abotonadura simple y una solapa chica, más para el día que para la noche. También lancé algunos blazers y camperas de cuero aptos para todo el año, y unos camisacos para usar con remera abajo. En general, suelo dosificar los lanzamientos en cápsulas para crear la expectativa de algo nuevo. 

  • ¿Y la confección en cuero tiene sus secretos?

Sí, por supuesto, muchísimos. Claro que hay que saber manejarlo, porque, para empezar, viene en retazos limitados y heterogéneos. Una de las claves del diseño es aprovechar la mayor cantidad posible de material, y para eso hay que acomodar las piezas en forma estratégica según la propiedad de cada pedazo, ya sea más rígido o más maleable. También es fundamental agregar forro en todas las prendas, en especial a los pantalones, para sentirse cómodo, pero también para que el cuero no se deforme. 

  • ¿Cómo es tu estructura de trabajo?

Diseño y atiendo yo, y el resto lo tercerizo en proveedores. No me quiero diversificar en productos complementarios para no perder el foco, y no me gusta delegar tareas para no perder la excelencia, así que yo misma me ocupo hasta de buscar el botón y el cierre para cada prenda, sin delegar nada en nadie. Tengo mi taller propio y me manejo con poco stock, pero también hago producciones más grandes cuando me las piden, aunque personalmente creo que así quizás se pierden detalles importantísimos. Otra gran ventaja de mi forma de trabajo es que me permite dar una especie de “servicio de postventa” muy importante para la compradora cuando la prenda necesita algún arreglo, lo cual es una muy buena forma de fidelizar a mis clientas.

  • Se nota que creés fervientemente en el rol del sastre que hace prendas a medida…

Más bien, creo que no somos todas iguales, que cada una de nosotras necesita su propio tapado de cuero, de acuerdo con nuestro cuerpo, edad y estilo. Además, con el tiempo y gracias a mis clientas, aprendí que tanto la rigidez como lo opuesto, la capacidad de aceptar propuestas innovadoras, tienen más que ver con la personalidad que con la edad. De hecho, tengo clientas muy jovencitas que se visten solo de negro y mayores de 65 que prefieren camperas anaranjadas de cuero. Por eso, es importante contar con el suficiente equilibrio como para proponer y saber respetar la decisión de cada una. 

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