Malena Pozzobón tiene síndrome de Down, es modelo, profesora de danzas y conductora de TV. Se recibió de periodista, va por la licenciatura y sueña con viajar y ser mamá.
Foto: Gentileza Guillermo Pozzobon
Malena Pozzobón tiene que hacerse un lugar en su apretada agenda para realizar esta nota porque es una mujer ocupada. Cuando no está grabando con la periodista Flavia Irós el micro de TV “Diversidad, qué ves cuando me ves”, que se emite todos los miércoles por Telefe Córdoba y queda disponible en YouTube, está haciendo contenidos para radio Cadena 3, está cursando en la facultad o preparando una producción para los perfumes de Kenzo, de los que es embajadora.
Tanta actividad no le afecta en nada su buena onda. Al contrario, siempre se muestra contenta y lista para un plan. Como a toda chica de 25 años, le encanta juntarse con sus amigas, salir a bailar o sentarse en un barcito a comer o tomar algo rico.
“Estoy cursando cuatro materias. Mi trabajo final es sobre estrategias y rutinas de producción en el formato pódcast para turismo, y estoy haciendo unos retoques en el marco teórico”, describe. Uno de los objetivos es viajar más, actividad que adora. “Curso a la tarde-noche y me gusta más estudiar a la mañana, aunque me da fiaca”, confiesa.
Malena se recibió de técnica superior en periodismo en el Colegio Universitario de Córdoba (CUP) durante la pandemia. Cuando rindió la última materia, pegó un grito que se escuchó en toda la casa, y festejaron también Ivana y Guillermo, sus padres, y Renata, su hermana de 15.
Esa tarde se convertía en la primera estudiante universitaria cordobesa con síndrome de Down en acceder al título de grado sin adaptación curricular. “Te puedo decir que hice la carrera como una más. Si no sabía y me tenían que poner un 2, me lo ponían”, asegura. Ahora va por la licenciatura.
Malena es una de las “Mujeres destacadas de Córdoba”, serie de pódcast disponible en Spotify y YouTube, narrada por la escritora Cristina Loza.
Cuenta que el periodismo llegó a su vida en un momento muy difícil: “Cuando me enteré de que tenía síndrome de Down, no me gustó para nada, no lo quería aceptar. ‘¿Por qué a mí?’, me preguntaba. Estaba en el secundario y tuve una crisis bastante fuerte. Entonces apareció el periodismo en unas jornadas de orientación vocacional, y fue un jaque mate”.
Ella y su familia asumen que para llegar a este presente resultó clave que tanto el jardín del barrio Diente de Leche como las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús –donde cursó la primaria y la secundaria– y el CUP le brindaran la oportunidad de ser una más.
De esa crisis salió por los amigos, la familia, las docentes, las maestras particulares y la periodista Flavia Irós. “Me hicieron entender que yo soy única, que tengo mis días malos y mis días buenos”, dice.
“Yo tenía una imagen muy negativa del síndrome de Down, pero no me ha impedido nada. Puedo necesitar un poco más de tiempo o hacerlo a mi ritmo, pero los límites están para romperlos. Esta sociedad etiqueta y a veces eso hace que una misma se encasille. Pero yo me veo como una mujer luchadora, empoderada y llena de sueños. Nada de persona especial. ¡Especiales son las pizzas!”, exclama.
Malena adora su trabajo y tanto en la tele como en la radio aborda contenidos que muestran el detrás de escena de la discapacidad y la importancia de la empatía y la inserción en el mundo laboral.
En uno de los últimos programas, presentaron la charla para padres y madres que dio el doctor Eduardo Moreno Vivot en la fundación Down is Up, de la que Flavia Irós es una de las fundadoras. Malena también habló ante el auditorio.
“Dije que es fundamental generar la propia autonomía. Primero, porque somos personas; y segundo, porque un diagnóstico no nos define. Nosotros queremos tener nuestra propia vida y disfrutarla sin depender tanto de nuestros papás. Creo que esa es la clave. Tener una mirada adulta y ser empáticos, saber cómo se siente y que pueda expresarse para luchar por sus sueños y sus deseos. Fue una charla muy enriquecedora. Es muy importante que confíen en sus hijos. Actualmente no soy madre, pero me gustaría alguna vez ser mamá. Y si me tocara un hijo con síndrome de Down, poder darle las herramientas para que él o ella tenga un gran futuro. Mirá yo… ya ni sé hasta dónde voy a llegar con este sueño”, se ríe.