La vida en una cartera

Lía Protto, creadora de la marca de artículos y accesorios de cuero Tentroya, apuesta a la calidad del producto, a los materiales nobles y a Internet como vía de difusión y venta.

Locuaz, alegre, entusiasmada, Lía Protto conversa con Convivimos desde Miami. Arribó a esta ciudad para difundir y vender los productos de Tentroya, la marca de carteras, bolsos y accesorios de moda, todos hechos en cuero, que creó hace 15 años. Con sus propios diseños, por supuesto. Lía es abogada y trabajaba en un estudio jurídico, pero se aburría infinitamente y empezó a estudiar Diseño de Indumentaria en la Escuela Argentina de Moda, en principio porque le quedaba cerca del estudio. Así encontró su verdadera vocación y empezó una vida nueva, de la que le encanta hablar.

Fue una gran alegría, porque confirmé que eso era lo que me gustaba realmente, aunque en realidad lo sabía desde muchísimo antes, creo que desde muy chica. Me lancé a diseñar y fabricar yo misma algunas prendas y accesorios, y en 2008 fundé la marca Tentroya, especializada en carteras y accesorios de cuero. Arranqué vendiendo a conocidos y amigos de amigos. Cuando empezamos a crecer, incursionamos también en el mundo del marketing, la prensa, el branding, y la marca fue de a poco creciendo.

Así se llamaba un caballo que tenía mi papá, un hombre del interior, del campo, que criaba caballos. Era mi favorito y el de mis hermanos. Mi papá lo hacía correr carreras en hipódromos y salía en los diarios cuando ganaba. Es un nombre con mucha fuerza y es original, muy distintivo. Por eso el logo de la marca también es un caballo.

El diseño y la fabricación de carteras, billeteras, monederos y otros accesorios, para usar diariamente y estar siempre a la moda con productos clásicos que jamás pierden actualidad. Los diseños son exclusivamente míos y todo es de altísima calidad, con materiales que resisten y siempre están vigentes. Además, ofrecemos una buena relación entre precio y calidad.

Carteras grandes para ir a trabajar, con la computadora incluida; carteras medianas para un uso diario, pero no laboral; y carteras pequeñas para salir de noche con un cuero más brillante y espacio solo para la billetera, el celular y las llaves. Entre los accesorios, hacemos unas supermegabilleteras para 20 tarjetas, y dos modelos más pequeños para salir de noche con solo dos tarjetas y algo de efectivo. También, portapasaportes, pañuelos, cuadernos con tapa de cuero y otros.

Nos esforzamos por brindar al cliente una alternativa distinta, en lugar de hacer lo mismo que ya hacen otras marcas. Nuestro estilo es alegre, original y descontracturado. Usamos por lo general formas geométricas que no suelen verse en otras carteras. Por ejemplo, tenemos una que es un cilindro y también hicimos una hexagonal. A veces a las formas básicas les hacemos recortes o les generamos realces destacando ciertas partes. En cuanto a los colores, todos los modelos son lisos, porque no me gustan mucho las combinaciones forzadas de colores.

Cuando compramos los cueros, por lo general elegimos los menos convencionales. En algunos productos usamos cuero de cabritilla, es decir de cabra, que es un cuero chiquito, recontrafino y con una excelencia de calidad que se nota tanto al tacto como a la vista. Lo usamos porque el producto final también es de una gran hermosura: los colores prenden mucho mejor y se ven mucho más intensos que en el cuero común de vaca.

No. Hoy en día eso no es un requisito necesario. Hasta hace unos años, sí era casi una obligación. Igual, nosotros brindamos esa posibilidad porque usamos los mismos cueros en distintos productos, como carteras y billeteras, para que se los pueda combinar. Pero lo que vemos es que, en los accesorios, la gente se anima a usar colores más audaces, por ejemplo un fucsia, color que quizás no se animaría a usar en una cartera. En definitiva, lo importante es poder ofrecer variedad.

Depende. Si nos guiamos por las cifras, las carteras negras –el color más tradicional– son las que más salen, y por eso no pueden dejar de estar en la web… ¡y yo al principio no las quería hacer porque me parecían demasiado comunes! Pero también es posible usar una cartera de un color fuerte para darle un toque informal a un outfit más clásico. Igual, siempre está la opción de colgar la cartera al llegar a la oficina y listo.

Llegamos a tener dos locales, uno en Recoleta y otro en Galerías Pacífico, pero nos tocó la pandemia y hoy no tenemos ninguno. Así que vendemos solo on-line y nuestras vidrieras son la web y el Instagram de Tentroya. Descubrimos que el e-commerce tiene la enorme ventaja de llegar a todo el país, y como hacemos los envíos sin cargo, llegamos con el mismo precio hasta Tierra del Fuego o Jujuy. Igual, espero volver a tener un local algún día, porque a la gente le gusta ver y tocar el producto.

No hacemos desfiles, pero yo tengo muy buena relación con actrices e influencers, como Carla Peterson, la China Suárez y otras. Lo que sí llevamos a cabo son muchas sesiones de fotos con modelos, porque hoy la presencia en redes es muy necesaria. La idea es que en las fotos el producto se vea en situación para poder ver cuál es su tamaño y cómo queda puesto en una persona, y no recortado sobre un fondo blanco.

Una vez, hace muchos años, hice una carpeta para recorrer los tribunales llevando papeles. Se las di a mis amigas de la facultad para que las probaran y les encantaron, pero al final no las fabriqué. Hoy no tendrían razón de ser, porque todo se volvió digital. Lo que sí hacemos son bolsos con espacio para llevar la computadora, por supuesto muy bien acolchados.

No. Tenemos pendiente el público masculino. Lo haremos en algún momento porque de hecho nos lo han pedido.

Las carteras más grandes, la Shopping Bag, para meter toda mi vida adentro. O si no, me voy al otro extremo y de noche pongo todo en el bolsillo de la campera… porque a veces es mejor salir sin nada. 

DESEMBARCO EN MIAMI   

Tentroya acaba de arribar a Miami. Lía Protto cuenta que durante mucho tiempo estudió la posibilidad de exportar a Estados Unidos, y a principios de 2022 se decidió. Hizo una exposición, llevó 600 productos y armó una web y una página de Instagram para ese país. “Es como empezar otra vez de cero, aunque con un poco más de experiencia –admite–. Tengo la fábrica en Buenos Aires, la idea es ir y volver. Desde hace tiempo veo que la marca crece en la Argentina, pero también veo que tiene un techo. Podemos abrir otro local, aumentar las ventas… pero en un país donde las crisis son cíclicas, una cartera de cuero cara es lo primero que la gente deja de comprar porque no es un bien indispensable”, explica.