Con solo 23 años, tiene un máster en superar adversidades. Es esa virtud, la de convertir en oportunidades las complicaciones, lo que hoy la ubica entre las mejores del mundo.
Foto Fila Tennis y Fila Argentina
Comenzó el año en el puesto 255 del ranking, con pocos enfrentamientos con las principales jugadoras del circuito. Sin embargo, cuando jugó en Roland Garros contra Elina Svitólina (número 5 del mundo en ese momento), sintió algo familiar, como si de alguna manera se encontrara en una situación conocida, en un escenario habitual. Antes de sacudir al ambiente del tenis y alcanzar las semifinales de uno de los cuatro torneos más importantes, Nadia Podoroska había visualizado todo: junto a su coach mental, Pedro Merani, dedica al menos 20 minutos de cada día a imaginarse jugando contra las mejores del mundo. “El trabajo que hacemos con Pedro me ha ayudado mucho, no solo dentro de la cancha, sino también afuera. Estoy con mucha más confianza, más seguridad, con muchas herramientas para superar ciertas adversidades o situaciones dentro de la cancha”, asegura la rosarina.
Comenzó en este deporte a los cinco años y muy temprano descubrió que el camino no sería sencillo. Las lesiones llegaron, puntuales e implacables, para complicarle el recorrido, y ella se las rebuscó siempre: imposibilitada de correr por una lesión en la rodilla, llegó a entrenar en silla de ruedas para aprovechar al máximo el tiempo de recuperación. Asimilar los golpes y torcer el destino a su favor sería una constante en su historial: “Son todos aprendizajes. He tenido momentos malos en mi carrera y gracias a ellos he cambiado, he mejorado. Por eso estoy donde estoy, entonces yo no hablo de fracasos, para mí son muestras de que hay que modificar algo para seguir mejorando”, sostiene.
A los 23 años, escaló más de 200 posiciones en el ranking en una temporada más que singular. Solo en Roland Garros ganó más dinero en premios que en toda su carrera previa, y ese no es un dato menor: hace unos años decidió radicarse en Alicante, España, para estar más cerca de los torneos europeos, ya que se le hacía muy difícil conseguir el dinero para viajar tan seguido desde la Argentina. Por eso sostiene: “Lo que más ayuda al desarrollo en el tenis es la competencia, que es lo que justamente falta en la región, no solo en la Argentina. Lo que mejor le haría a nuestro deporte es que haya una buena cantidad de torneos en Sudamérica para que las chicas puedan competir muchas semanas seguidas, volver a casa, entrenar, mejorar y que no sea tan difícil viajar al exterior”.
El polvo de ladrillo, la superficie sobre la que jugó Roland Garros, históricamente les sentó bien a los tenistas argentinos. En el caso de Nadia, su fuerte son las canchas de superficies más duras, que son las que se utilizan en la gran mayoría de los torneos del circuito. Allí puede desplegar mejor sus condiciones. “Desde muy chiquita eran las superficies que más me gustaban. Ahora estoy empezando a tener mejores resultados en polvo de ladrillo, y eso me da confianza como jugadora. En cemento debo seguir tratando de cerrar los puntos en la red y de que mi saque tome protagonismo. Pero, básicamente, continuar dominando con la derecha. Son cosas que vamos a trabajar con mi equipo de ahora en adelante”, afirma.
- ¿Cómo definís tu estilo de juego?
Soy una jugadora ofensiva, trato siempre de estar dominando el punto. Quizás la mayor diferencia con las jugadoras del este o las europeas es que intento que mi pelota tenga más peso, que vaya con más rosca, hacer daño con mi derecha y no arriesgar tanto sobre las líneas. A la vez, tengo un juego variado, con buenos ángulos.
- ¿Qué cambió para que puedas jugarles de igual a igual a las mejores?
No sé si fue un clic, no lo sentí al menos así. Es un proceso que venimos haciendo con mi equipo desde hace casi un año y medio. Pasé por momentos difíciles, de cambiar muchas cosas, de adaptarme. A principios de este año ya me sentía jugando muy bien, con mucho más orden dentro de una cancha, con ideas claras, sabiendo lo que tenía que hacer en cada momento, y después lo pude trasladar de la cancha de cemento al polvo de ladrillo. Fue un proceso.
Nadia cierra el año como una realidad y ya no como una promesa. El impacto de Roland Garros servirá de punto de apoyo para lo que viene: a los desafíos habituales del circuito WTA se suman las expectativas renovadas en la Billie Jean King Cup y la participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. “Pero sobre todo mi objetivo principal es seguir disfrutando y aprendiendo de este deporte, que es la única manera de que te vaya bien”, concluye.
PRECOZ
Nadia fue la segunda argentina más joven en ingresar al ranking profesional de tenis: lo hizo a los 14 años y 9 meses. Gabriela Sabatini, una de sus referentes, ingresó a los 14 años y 5 meses. Se convirtió, además, en la primera argentina en llegar a semifinales de un Grand Slam en 16 años.
En estos años, Podoroska ganó catorce títulos individuales y siete en dobles, y se colgó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima el año pasado.