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PALABRAS CON RAÍZ

¿Sabías que nuestro idioma es mucho más que un simple medio de comunicación? Es una parte fundamental de nuestra identidad. Como bien dice Eduardo Galeano: “La identidad no es una pieza de museo quietecita en una vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día”. Así que busquemos una sombra acogedora y hablemos de nuestro idioma, que está vivo y en constante movimiento, reflejando nuestras historias, emociones y raíces.

El poder de la lengua es inmenso. A lo largo de la historia, cuando un grupo conquistaba un territorio, imponer su idioma era una clave táctica para dominar. Desde los romanos, que llevaron el latín a sus vastos dominios, hasta el español que se arraigó en América Latina, el lenguaje ha sido fundamental en la formación de culturas y la construcción de identidades. Cada palabra que pronunciamos lleva consigo el peso de nuestra historia, y cada expresión es un lazo que nos conecta con quienes nos precedieron y con quienes compartimos.

La historia de nuestra lengua es extensa y rica, llena de aportes de idiomas de todo el planeta. ¡Aquí entra la famosa historia de la Torre de Babel! ¿Sabías que “Babel” proviene de la palabra hebrea “balal”, que significa “mezclar”? Cada idioma que se habla es un pequeño mundo.

Una parte importante del español se puede rastrear hasta los romanos que llegaron a Hispania en el 218
a. de C. La cultura grecolatina se implantó en esta tierra, que antes estaba habitada por diversas culturas (vasca, ibera, tartesia, celta). La romanización fue un proceso lento, pero tan poderoso que el latín terminó siendo visto como lengua propia, dejando atrás los idiomas nativos.

“Cada palabra que pronunciamos lleva consigo el peso de nuestra historia”.

Es curioso, porque hay un montón de palabras en español que no tienen raíces en el latín ni en los idiomas que influyeron en el idioma más tarde. Al parecer, algunas son tan antiguas que se cree que ya estaban aquí antes de la romanización, aunque no sabemos con certeza de cuál lengua provienen. Los estudios sugieren que muchas de estas palabras tienen origen celta y están relacionadas con la tierra, los árboles y los animales (como “légamo” y “álamo”).

Con el tiempo, los pueblos de América también adoptaron el español. Pero no se quedaron ahí, lo enriquecieron con vocablos de sus lenguas originales. Palabras como “hamaca”, “chocolate”, “palta”, “maíz”, “cacique”, “hule” y “tabaco” son ejemplos de términos que los españoles usaron para definir objetos para ellos desconocidos hasta ese momento.

Y hoy el español sigue evolucionando. Los nuevos aportes que recibe tienen que ver con temas contemporáneos, como tecnología y comunicación (¿alguien dijo “chat”, “blog” o “hardware”?).

En definitiva, la lengua está en constante movimiento y evolución. Cada lugar se hace dueño de ella, adaptando y adoptando palabras que reflejan su cotidianidad y su manera de trabajar o estudiar. Así que sepamos que, cada vez que hablamos, estamos participando en algo mucho más grande que nosotros, una historia en continuo desarrollo.

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