La isla YPF

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Ilustración: Pini Arpino.

La isla Martín García, cuya superficie no llega a los dos kilómetros cuadrados, ubicada a unos 46 kilómetros de Buenos Aires, tiene algo especial que inspira a sus voluntarios e involuntarios ocupantes a escribir. Domingo Faustino Sarmiento imaginó, en 1850, esa pequeña porción de tierra como la “Argirópolis”, la ciudad de la Plata, nada menos que la capital de sus soñados Estados Confederados del Río de la Plata, que abarcarían la por entonces Confederación Argentina, Uruguay y Paraguay. En 1895, otro célebre escritor, el poeta nicaragüense Rubén Darío, pasó unos días en el lazareto de la isla por recomendación de su amigo el doctor Prudencio Paz, que estaba preocupado por la “vida disoluta” del visitante ilustre y su creciente afición por el alcohol. Darío pasó sus días de terapia escribiendo su “Marcha triunfal”.

Unos años antes había sido el lugar elegido como campo de concentración de la llamada “Conquista del Desierto”, por allí pasaron miles de prisioneros indígenas condenados a trabajar la producción de adoquines para las calles de la “París del Plata”.  Desde allí fueron embarcados nuevamente y “depositados” en el Hotel de Inmigrantes, donde la clase dirigente de la época se dispuso a repartirse el botín, según lo cuenta el diario El Nacional, que titulaba “Entrega de indios”: “Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia”1

Tras el golpe cívico militar del 6 de septiembre de 1930, el depuesto presidente Yrigoyen fue confinado a pesar de su edad y su estado de salud por la miserable dictadura de Uriburu; escribirá gran parte de su defensa ante la Corte Suprema de Justicia. Don Hipólito fue confinado dos veces en la isla. La primera, el 29 de noviembre de 1930. Permaneció detenido en el polvorín conocido como “la cartuchería”, un lugar húmedo, lleno de ratas, completamente insalubre. Allí estuvo hasta el 19 de febrero de 1932. En diciembre de aquel año fue trasladado a Martín García por segunda vez por orden del Gobierno del general Agustín P. Justo. En esa ocasión, fue alojado en la comandancia, un lugar más digno. Una junta médica militar confirmó su cáncer de laringe y aconsejó su traslado a Buenos Aires, donde moriría poco después, el 3 de julio de 1933. La familia del caudillo rechazó el hipócrita duelo nacional decretado por el régimen fraudulento de Justo. 

Juan Domingo Perón fue enviado a la isla en los agitados días de 1945, y desde allí escribió su famosa carta a Evita en la que le decía que dejaría la política y se irían a vivir su amor a la Patagonia, una señal equívoca destinada a los servicios de inteligencia de la Armada que leían su correspondencia. También escribió cartas que hizo llegar clandestinamente a sus seguidores para concretar el gran paro y la movilización que terminó concretándose el 17 de octubre.

La isla también sirvió de prisión al derrocado presidente Arturo Frondizi tras el golpe de Estado de marzo de 1962. La isla fue bautizada por Juan Díaz de Solís con el nombre del despensero de la expedición muerto en el viaje, Martín García, que fue enterrado en el lugar. Siglos más tarde, sería rebautizada por el humor popular como “la isla YPF”, por los presos célebres que pasaron por el lugar: Yrigoyen, Perón y Frondizi.  

1 El Nacional, Buenos Aires, 31 de diciembre de 1878.