Para muchos argentinos, Posadas es solo el nombre de un hospital. Alguien me ha dicho que pensaba que era un homenaje a la capital de nuestra querida provincia de Misiones. Los invito a conocer la historia de ese gran argentino que fue Alejandro Posadas.
Nació en Saladillo, provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1870, meses antes de que se desatara la tremenda epidemia de fiebre amarilla. Alejandro se formó en el Colegio del Salvador, con los jesuitas. Allí comenzó a manifestar su vocación por la medicina, que lo llevaría a recibirse en la Universidad de Buenos Aires en 1893 con excelentes calificaciones y realizar sus prácticas en el Hospital de Clínicas. Se especializó en clínica y anatomía patológicas describiendo cuadros con tanta excelencia que a una patología se le dio su nombre: enfermedad de Posadas. Fue profesor en la Cátedra de Pediatría de la Facultad de Medicina y en 1894 recibió su diploma de honor.
Realizó una intensa práctica quirúrgica y fue nombrado en 1896 profesor adjunto de Medicina Operatoria y titular del Servicio de Cirugía de la Sala de Niños. Su trabajo era muy intenso. Cada operación duraba entre ocho y trece horas, y realizaba no menos de tres intervenciones por semana. En alguna ocasión llegó a realizar dos operaciones en forma simultánea para salvar dos vidas que corrían serio peligro.
Posadas era crítico de la enseñanza de la cirugía de su tiempo: “La enseñanza que se hace hoy de la medicina operatoria en nuestra facultad es altamente defectuosa. La enseñanza rutinaria y clásica puede tener funestas consecuencias en la conducta y preparación de quienes están llamados mañana a ser partes principales en los actos quirúrgicos. Subleva el pensar que, como consecuencia de los hechos que señalo, los operados por cirujanos de tal escuela quedan en condiciones sensiblemente inferiores a las que tienen todo el derecho a aspirar”.
Era un gran dibujante y excelente fotógrafo, y con ese material ilustraba sus propios libros con sus investigaciones y experiencias que legaba a los estudiantes de su cátedra. Cuenta el doctor Roberto Iermoli: “A los estudiantes les entregaba el material impreso, con dibujos, por él realizados. Verdaderas obras de arte. Todo solventado a su propio cargo. ¡Durante ese período se atendieron 1931 pacientes!, fueron operados 1368, con solo 13 fallecidos, tan solo el 0,95 por ciento, donde se efectuaba cirugía mayor, con cloroformo y en la era preantibiótica. Además, se practicaron 14.000 curaciones. Las patologías abarcan todo el espectro médico, y las intervenciones van de la neurocirugía a la cirugía vascular, ginecológica, traumatológica, gastroenterológica, plástica y urológica en niños y adultos”1.
Ya afectado por la tuberculosis y en busca de una cura, viajó a Europa y Estados Unidos. Trajo de regreso el primer equipo de rayos X y la primera cámara de cine que ingresaba al país.
Al año siguiente, realizó la primera película argentina, según pudo constatar la Cinemateca Argentina. Es uno de los primeros films documentales de la historia de la medicina a nivel mundial, según lo certifican expertos de las cinematecas de París y Bruselas. Posadas produjo la filmación de una operación de quiste hidatídico. Frente a la cámara Gaumont, modelo “Cronofotógrafo Elgé”, estaba el francés Eugenio Py. El film, que afortunadamente se conserva, dura poco menos de dos minutos.
Su enfermedad siguió avanzando. Volvió a viajar a Europa y murió en París el 21 de noviembre de 1902 a los 31 años. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.
1Roberto Iérmoli, “Alejando Posadas, un adelantado a su tiempo”. Revista Médica Universitaria de la Universidad Nacional de Cuyo, 2021.