En mayo de 1813, se sumarían al regimiento de granaderos, por un especial pedido de San Martín, sus coterráneos de las Misiones, en su mayoría, guaraníes. El Triunvirato emitió un despacho en el que señalaba que la medida se implementaría “defiriendo al deseo que ha manifestado el benemérito comandante del nuevo cuerpo de Granaderos a Caballo, don José de San Martín, hijo del pueblo de Yapeyú, de reunir una fuerza militar de su mando a un número proporcionado de sus connaturales, por la confianza que de ellos tiene, a efectos de proporcionarles la gloria y que igualmente como todos los demás americanos contribuyan con las armas al logro de la libertad de la patria”.1
La intención original era reclutar unos 300 guaraníes, para integrar un escuadrón exclusivamente de “naturales”; pero, en definitiva, Rivadavia, tan solícito y eficiente para otras cosas mucho menos nobles, dejó sin efecto esa comisión, encomendada al comandante Francisco Doblas, a comienzos de septiembre de 1812.
La misión fue retomada por Celedonio del Castillo y el capitán Antonio Morales, conocedores de la lengua guaraní, quienes lograron reclutar a 283 naturales de entre 25 y 35 años que se incorporaron al regimiento.
Entre otros, se registran los nombres de Santiago Guaichá, Lorenzo Ñapurey, Valerio Tacuará, Siyá, Pindo, Yaparaba, Pachoa, Mboatí Privera, Feliciano Silvas, Matías Abucú (quien alcanzaría el grado de capitán) y Miguel Chepoyá. Este último, nacido en Santa María la Mayor, cacicazgo de Marayuguá, participó de toda la campaña sanmartiniana, combatió en Ayacucho y regresó con los sobrevivientes de aquellas gloriosas epopeyas a Buenos Aires en 1826, al frente de los cuales estaba el sargento mayor de granaderos Félix Bogado, nacido en Paraguay y descendiente de guaraníes.
También integraban el grupo, entre otros tantos, Miguel Abiyú, Andrés Guayaré, Juan de Dios Abayá, Serapio Taperovy y los mestizos Juan Bautista Cabral y Federico Ortiz.
El 6 de marzo de 1813, los oficiales de origen guaraní Matías Abuín, Miguel Aybí, Andrés Guayaré y Juan de Dios Abaya le entregaron a San Martín la siguiente carta redactada a su pedido por el capitán Morales, donde le reiteraban su total disposición a la lucha:
“La felicidad que por todos los caminos gloriosamente reina en esta capital y sus Provincias Unidas nos ha proporcionado la suerte de haber venido a ella con los reclutas de nuestro país (…). En esta virtud y mediante este hallazgo dichoso que hemos tenido en la persona de Vuestra Señoría, le rogamos sea nuestro apoyo para que prosperemos y disfrutemos de las delicias de nuestra libertad, y que desaparezcan aquellos restos de nuestra opresión y conozca nuestro benigno gobierno que no somos del carácter que nos supone y sí el de verdaderos americanos, con solo la diferencia de ser de otro idioma”.2
Mientras aprendían el español, San Martín designó al sargento Pedro Antonio Areguatí como intérprete del contingente de guaraníes.
1Citado en Instituto Nacional Sanmartiniano, La Gloria de Yapeyú, Buenos Aires, 1978, pág. 344.2 Citado por Julián Vilardi, Lugares históricos de la epopeya sanmartiniana, Círculo Militar, Biblioteca del Suboficial, nº 145, Buenos Aires, 1970, pág. 16-17.