A Fátima Florez no le importó que algunos le dijeran que las mujeres no hacían reír. Le bastó la reacción del público cada vez que subía al escenario para darse cuenta de todo lo contrario. En realidad, María Eugenia Florez, antes de ser Fátima, ya sabía que era una artista. Y lo que empezó como un juego cuando era chica se transformó –con el tiempo, a fuerza de perseverancia y contra viento y marea– en una exitosa carrera como comediante. Desde hace diez años, nuestro personaje de tapa dirige su propia compañía. ¡Felicitaciones!
Con esa fuerza, la fuerza que caracteriza los deseos, en esta edición de Convivimos festejamos la infancia, homenajeamos a los niños y las niñas que son y a los niños y las niñas que fuimos. Porque como dice Antoine de Saint-Exupéry, el creador de El Principito, “todos los mayores han sido primero niños (aunque pocos lo recuerden)”.
Nuestro informe está dedicado a los juguetes, los más simples, los que favorecen la creatividad y la imaginación. Me llamó especialmente la atención lo que la pedagoga inglesa Elinor Goldschmied denomina “la canasta de los tesoros”. En una cesta del tamaño de una palangana introducimos objetos tan cotidianos como una cuchara, una esponja vegetal o un rulero. La experta en primera infancia asegura que los elementos más sencillos son suficientes para que toquen, huelan, conozcan, aprendan.
En esta edición, una vez más, fueron los chicos los encargados de llenar de colores “La página en blanco”. Lucas, desde Río Grande (Tierra del Fuego); Catalina, desde San Miguel de Tucumán; y Aarón, desde Malargüe (Mendoza), compartieron sus dibujos y también sus gustos y anhelos.
Los niños, esos locos bajitos que no se cansan de hacer preguntas y suelen tomarnos de la mano para señalarnos el camino, se merecen lo mejor de nosotros cada día. No nos privemos de su complicidad y compañía. Escuchémoslos, tienen muchas cosas para decirnos.
Que disfruten de toda la revista.
¡Buena vida!