Vamos a hacer un breve repaso antes de comenzar con el tema que nos convoca. ¿Qué son los tiempos condicionales simple y compuesto?
El condicional simple es un tiempo verbal que se emplea para hacer referencia a una acción futura con relación a un verbo principal que está en pasado (“Dijo que traería una sorpresa”). Se emplea, además, con valor de probabilidad (“Tendría 39 años cuando la conocí”), de cortesía (“¿Me firmaría este papel?”) y de modestia (“Juraría que se lo di”).
Asimismo, se usa en las oraciones que tienen el mismo nombre: condicionales (“Si no hubiera pandemia, viajaría a Londres”).
Por su parte, el condicional compuesto expresa una acción futura respecto de un verbo principal en tiempo pasado que, a diferencia del condicional simple, presenta la acción como terminada (“Creímos que habría recapacitado”).
Ahora bien, las normas del buen uso de la lengua afirman que debe evitarse el empleo del llamado “condicional de rumor”, que se utiliza para expresar duda, posibilidad o un hecho eventual cuya veracidad no se garantiza. Esta forma es considerada galicismo, es decir, tomada del francés.
Sin embargo, habrán notado que en los diarios, sobre todo en la sección policiales, abundan los condicionales: “La banda habría actuado copiando facturas de contribuyentes con capacidad económica”. Esto se debe a que en la Argentina existe la doctrina Campillay, derivada del caso que lleva el mismo nombre, que tiene como fin establecer un ámbito propicio para el ejercicio del derecho constitucional de la libertad de expresión y la preservación del derecho de la persona a la honra.
“Habrán notado que en los diarios, sobre todo en la sección policiales, abundan los condicionales”.
En 1986 se dictó la sentencia Campillay, que se refiere a los casos en los que los medios de comunicación difunden lo que dice otro actor.
Por aquellos años, La Razón, Crónica y Diario Popular fueron condenados a reparar el daño moral a Julio César Campillay, por ser responsables de lo publicado en una nota periodística en la que se lo acusaba de ser autor de varios delitos, de los cuales fue sobreseído, es decir, declarado inocente.
La noticia reproducía un comunicado de la Policía Federal, pero la Corte Suprema de Justicia sostuvo que los diarios hicieron un ejercicio imprudente de su derecho de informar por no cumplir con las tres pautas que quedaron afirmadas como reglas constitucionales a partir de este caso: citar la fuente, omitir la identidad de los presuntamente implicados y usar un tiempo de verbo potencial. Cuando un medio periodístico difunde una información que puede resultar difamatoria para un tercero, no será responsable de lo dicho si cumple con estas pautas.
Así, con relación al empleo de un tiempo potencial, el alto tribunal indicó que su uso será necesario para descartar toda aseveración, o sea, toda afirmación que dé por cierta alguna cosa. Además, precisó que “el sentido completo del discurso debe ser conjetural y no asertivo”. Es por este motivo que la prensa no solo puede sino que debe emplear el mal llamado “condicional de rumor”.