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Voluntad y vocaciones

Dicen que la voluntad mueve montañas. Muchos de los hechos de la historia universal –y de las historias personales– parecen demostrarlo. Sin embargo, la sola voluntad no siempre alcanza. Los logros, los cambios –hasta los más insignificantes– suelen ser el resultado de una, de muchas, de incontables voluntades que tuvieron su oportunidad de ser y de manifestarse. Contaron seguramente con la inspiración, ese momento único en el que confluyen el interés y el deseo; con esa predisposición a aprender que aparece cuando somos jóvenes y que puede durarnos toda la vida; con esas ganas de ser que es necesario apuntalar para que no decaigan; con esa llama interior que solemos denominar “vocaciones”.

Voluntad y vocaciones. O al revés, como suene mejor. Juntas y necesarias para alcanzar cualquier sueño. 

En esta edición, ambas fuerzas se conjugan. 

Guillermo Francella, quien nos acompaña en la tapa, descubrió su vocación durante su adolescencia, cuando con un grupo de compañeros del secundario montó una obra para recaudar dinero. A ese primer hallazgo le siguieron infinidad de talleres, ensayos, obras, escenarios. “Soy un actor que puede hacer comedia y que también puede cumplir roles como los que me ha tocado vivir. Me sentí pleno, porque pude lograr esa cosa que yo siempre anhelé tener”, nos cuenta en una cálida entrevista, a días de estrenar El robo del siglo

A Daniel López Rosetti, el médico que dirige el Servicio de Medicina del Estrés de un hospital público de San Isidro, autor de libros que son best seller y verdadero influencer, la vocación lo llevó por el camino de la educación emocional. Desde su consultorio, afirma que ya no hay nadie que dude de lo que dijo Aristóteles alguna vez: que el fin último del hombre es la felicidad.

A los cuatro años, Débora González, jugadora de Las Gigantes –como llaman a la selección nacional de básquet–, le dijo a su mamá que lo que ella quería era agarrar la pelota, picarla y tirar al aro. “Yo quería jugar al básquet, lo tenía decidido de chiquita”, cuenta. Una historia de vocación y voluntad que nos llena de alegría poder compartir con ustedes. ¡Espero que la disfruten!

Como siempre, esperamos sus hermosas “locuras” en “La página en blanco”, sus “Recetas con historia” y sus comentarios. 

¡Buen comienzo!

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