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UN ESTUDIO REVELA QUE CANTIDADES MÍNIMAS DE PLÁSTICOS PUEDEN MATAR A AVES, TORTUGAS Y MAMÍFEROS MARINOS

Un análisis de más de 10.000 necropsias muestra que solo unas pocas piezas de plástico bastan para causar la muerte de aves, tortugas y mamíferos marinos.
Un análisis de más de 10.000 necropsias muestra que solo unas pocas piezas de plástico bastan para causar la muerte de aves, tortugas y mamíferos marinos.

El océano, que cubre más del 70 % de la Tierra, se ha convertido en un gigantesco vertedero invisible. Cada minuto llega al mar la cantidad de plástico equivalente a un camión de basura. Y ese plástico no desaparece: termina en los estómagos de aves, tortugas y mamíferos marinos, muchas veces con consecuencias letales.

Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y liderado por la organización internacional Ocean Conservancy demuestra que cantidades sorprendentemente pequeñas de macroplásticos (piezas mayores de 5 mm) pueden matar a estos animales. Los resultados son contundentes: el 47 % de las tortugas marinas, el 35 % de las aves marinas y el 12 % de los mamíferos marinos analizados habían ingerido plástico al morir.

“Hace tiempo que sabemos que las criaturas oceánicas ingieren plásticos; lo que queríamos entender es cuánto es demasiado”, explica Erin Murphy, autora principal del trabajo y gerente de investigación sobre plásticos oceánicos de Ocean Conservancy.  

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores examinaron 10.412 necropsias realizadas en todo el mundo en las que se conocía tanto la causa de muerte como la presencia de plástico en el tracto digestivo. El muestreo incluyó 1.537 aves marinas de 57 especies, 1.306 tortugas de las siete especies existentes y 7.569 mamíferos marinos de 31 especies.

Los datos permitieron modelar la relación entre la cantidad y el tipo de plástico ingerido y la probabilidad de muerte. Los resultados son alarmantes:

-En frailecillos atlánticos, menos de tres terrones de azúcar en volumen de plástico duro pueden ser letales.

-En tortugas caguama, poco más de dos pelotas de béisbol.

-En marsopas comunes, el equivalente a una pelota de fútbol.

En el umbral del 50 % de mortalidad, las cantidades necesarias son aún menores. “Las aves marinas son especialmente vulnerables porque tienen tractos digestivos muy estrechos”, detalla Murphy. “Los plásticos se quedan atascados en las uniones entre las dos secciones del estómago o entre el estómago y los intestinos. Incluso pequeñas piezas duras pueden perforar el tejido”.

El estudio identifica qué materiales resultan más peligrosos:

-Aves: plásticos duros y caucho. Solo seis piezas de caucho del tamaño de un guisante tienen un 90 % de probabilidad de causar la muerte.

-Tortugas: plásticos blandos (bolsas, films) y restos de pesca. 342 piezas del tamaño de un guisante bastan para matar al 90 % de los individuos.

-Mamíferos marinos: restos de pesca y plásticos blandos. En cachalotes, 28 piezas más pequeñas que una pelota de tenis pueden ser letales con alta probabilidad.

“Los plásticos flexibles y el caucho son especialmente problemáticos porque su elasticidad dificulta que los movimientos intestinales los desplacen», subraya Murphy.

Casi la mitad de los animales que ingirieron plástico pertenecen a especies catalogadas como amenazadas en la Lista Roja de la UICN. «Las poblaciones ya estresadas por la pesca, el cambio climático y la pérdida de hábitat reciben ahora un golpe adicional», advierte la investigadora.

El trabajo, además, es conservador: solo considera la mortalidad directa por obstrucción o perforación de macroplásticos. No incluye los efectos crónicos ni los microplásticos. “Si incluyéramos esos impactos subletales, los niveles de mortalidad serían sin duda mayores”, reconoce Murphy.

Cada año llegan al océano más de 11 millones de toneladas de plástico, principalmente artículos de un solo uso. “Este estudio nos recuerda que las bolsas de plástico, los globos, los aparejos de pesca perdidos y otros objetos grandes pueden ser mortales para animales grandes y pequeños”, señala Britta Baechler, coautora y directora de investigación sobre plásticos de Ocean Conservancy.

Nicholas Mallos, vicepresidente del programa Ending Ocean Plastics, lo resume con crudeza: “Los plásticos oceánicos son una amenaza existencial para la biodiversidad del planeta”.

¿QUÉ SE PUEDE HACER? 

Los autores insisten en que la solución pasa por tres frentes:

-Reducir drásticamente la producción de plásticos de un solo uso.

-Mejorar los sistemas de recolección y reciclaje.

-Recuperar activamente el plástico ya presente en el medio ambiente.

“Cada política y cada acción individual cuenta”, afirma Anja Brandon, directora de política sobre plásticos de Ocean Conservancy. “Cuando recoges unas pocas piezas de basura de la playa, literalmente puedes estar salvando la vida de un animal marino”, añade Allison Schutes, responsable de limpiezas costeras de la organización.

Desde 1986, los voluntarios de la International Coastal Cleanup han retirado más de 180.000 toneladas de basura de playas y ríos en todo el mundo. Pero, como concluye Chelsea Rochman, profesora de la Universidad de Toronto y coautora del estudio, “necesitamos objetivos basados en la ciencia para guiar las decisiones políticas globales”.

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