Un equipo de la Universidad de Guangzhou, China, ha marcado un hito en la medicina traslacional al realizar el primer xenotrasplante de un pulmón de cerdo modificado genéticamente a un humano en muerte cerebral. Según el estudio publicado en Nature Medicine, el órgano se mantuvo viable y funcional durante nueve días, aunque mostró signos de daño pulmonar y rechazo inmunitario. Este logro abre una nueva vía para abordar la escasez mundial de órganos para trasplantes, pero los expertos advierten que aún queda un largo camino por recorrer.
El xenotrasplante, que consiste en trasplantar órganos de una especie a otra, se perfila como una posible respuesta a la falta de órganos humanos. En 2024, según el Observatorio Global de Donación y Trasplante (GODT), se realizaron 8.236 trasplantes pulmonares en todo el mundo, un 6% más que el año anterior. Sin embargo, la demanda supera con creces la oferta: en la Unión Europea, 2.221 pacientes recibieron un trasplante pulmonar, mientras que 3,926 permanecieron en lista de espera, de los cuales 216 fallecieron sin acceso al órgano.
El pulmón trasplantado provenía de un cerdo modificado genéticamente mediante la técnica CRISPR para eliminar antígenos que pudieran desencadenar una respuesta inmunitaria en el receptor humano. El receptor, un hombre de 39 años en muerte cerebral tras cuatro evaluaciones clínicas, fue sometido a un intenso régimen de inmunosupresión. El pulmón izquierdo del cerdo se trasplantó, manteniendo el pulmón derecho humano.
El pulmón es un órgano especialmente complejo para el xenotrasplante debido a su delicado equilibrio fisiológico. “Recibe un altísimo flujo sanguíneo y está expuesto de forma continua al aire, lo que lo hace más vulnerable que el hígado o los riñones”, explica Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) de España, en declaraciones al SMC España. Hasta ahora, los experimentos de xenotrasplante en humanos se habían limitado a riñones, corazones e hígados, por lo que este logro representa un avance sin precedentes.
El pulmón trasplantado no mostró rechazo inmediato ni infecciones derivadas del injerto, pero a las 24 horas se detectaron signos de daño pulmonar, y a los tres y seis días, indicios de rechazo mediado por anticuerpos. El experimento se detuvo al noveno día debido a estas complicaciones.
Domínguez-Gil califica el logro como un “hito” en la medicina traslacional, pero subraya que los resultados evidencian la necesidad de optimizar las modificaciones genéticas, los protocolos de inmunosupresión y las estrategias de preservación del órgano. Los propios autores reconocen en Nature Medicine que, aunque el estudio demuestra la viabilidad del xenotrasplante pulmonar, persisten retos relacionados con el rechazo y el riesgo de infecciones.
Iván Fernández Vega, profesor titular de Anatomía Patológica de la Universidad de Oviedo, destaca que el uso de un paciente en muerte cerebral limita la extrapolación de los resultados a personas vivas, ya que no se pueden evaluar la tolerancia clínica ni los efectos secundarios. Además, el régimen de inmunosupresión empleado, “extremadamente intenso y complejo”, sería difícil de aplicar en la práctica clínica debido a su toxicidad y al riesgo de infecciones. Fernández Vega también señala la detección de trazas de virus porcinos latentes, lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad microbiológica.
Pese a las limitaciones, los expertos coinciden en que este avance es un paso crucial. “La técnica CRISPR ha acercado los xenotrasplantes a una opción clínica real, pero sigue siendo experimental”, afirma Domínguez-Gil, quien insiste en la necesidad de una regulación ética y legal estricta para este tipo de ensayos. Fernández Vega añade que el trabajo, “riguroso en su diseño”, abre una vía inédita para enfrentar la escasez crítica de pulmones.