Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge y Meta Reality Labs revela que la carrera por televisores con resoluciones cada vez mayores, como los 8K, podría no tener sentido para el ojo humano. Según la investigación, publicada en Nature Communications, existe un límite en la cantidad de detalles que podemos percibir, y superarlo no mejora la experiencia visual.
El equipo, liderado por Maliha Ashraf y Rafał Mantiuk, midió por primera vez la resolución máxima que el ojo humano puede distinguir. En experimentos con voluntarios, observaron patrones en blanco y negro y a color a diferentes distancias. Los resultados muestran que el ojo percibe hasta 94 píxeles por grado en imágenes en escala de grises, pero solo entre 53 y 89 píxeles por grado en imágenes a color, dependiendo del tono. Esto indica que el ojo es más sensible a los detalles de luminosidad que a los cromáticos.
Con estos datos, los investigadores calcularon que, en un salón típico del Reino Unido, con una distancia de 2,5 metros entre el sofá y la pantalla, un televisor de 44 pulgadas con resolución 4K o incluso 8K no ofrece diferencias visibles frente a uno con calidad Quad HD (QHD). Para facilitar esta evaluación, el equipo creó un calculador online gratuito que permite determinar la resolución ideal según el tamaño de la habitación y las características del televisor.
“Seguir aumentando la resolución no solo es inútil, sino también ineficiente”, explica Rafał Mantiuk. “Encarece los dispositivos y exige más potencia de procesamiento”. Por su parte, Maliha Ashraf añade: “Nuestros ojos son sensores limitados, y es el cerebro el que completa la imagen. Conocer este límite permite diseñar pantallas más eficientes y realistas”.
El estudio no solo cuestiona la utilidad de los televisores 8K, sino que también establece una referencia para el desarrollo de pantallas en dispositivos como móviles, cascos de realidad virtual o sistemas para automóviles.
