Un equipo de investigadores del CONICET ha realizado un estudio sin precedentes sobre la dinámica poblacional del ocelote (Leopardus pardalis), un felino clave en el ecosistema del Bosque Atlántico de Misiones, Argentina. Publicado en el Journal of Mammalogy, el trabajo, liderado por Paula Cruz del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET-UNaM), analizó datos recopilados durante 14 años en áreas protegidas como el Parque Nacional Iguazú y la Reserva Forestal San Jorge. Los resultados muestran que la población de ocelotes se ha mantenido estable, un hallazgo crucial para la conservación de esta especie vulnerable.
El estudio, que identificó a 213 individuos (103 hembras, 86 machos y 24 de sexo indeterminado) a través de patrones únicos de manchas registrados por cámaras trampa, es el más extenso a nivel mundial sobre esta especie. Con casi 14 mil días de muestreo entre 2004 y 2018, los investigadores utilizaron modelos avanzados de captura-recaptura para estimar parámetros demográficos como la supervivencia y la tasa de crecimiento poblacional, que se mantuvo en 1.0, indicando estabilidad sin incrementos ni declives significativos. La densidad poblacional osciló entre 7.85 y 10.53 individuos por cada 100 km², consolidando a estas áreas como refugios clave para el ocelote.
El ocelote, el felino más abundante en las zonas protegidas de Misiones, desempeña un rol ecológico esencial al controlar poblaciones de roedores y competir con felinos menores, contribuyendo al equilibrio de la cadena trófica. Sin embargo, su sensibilidad a la fragmentación del hábitat lo hace un indicador crítico de la salud de los bosques nativos. “La presencia de ocelotes es señal de un ecosistema saludable. Estudiar esta especie nos permite anticiparnos y proteger otras especies frente a amenazas como la deforestación”, destacó Cruz.
El estudio también reveló diferencias de comportamiento: los machos se desplazan más y ocupan áreas mayores que las hembras, que son más territoriales. Además, se documentaron casos excepcionales de longevidad, como una hembra de 19 años y otra de 16 años con una cría, ampliando el conocimiento sobre la edad reproductiva y la vida en estado silvestre, previamente estimada en 10-11 años.
Estos hallazgos establecen una línea de base para evaluar futuros impactos del cambio ambiental y refuerzan la importancia de las áreas protegidas de Misiones como santuarios para la biodiversidad. El estudio subraya la necesidad de continuar con investigaciones a largo plazo para garantizar la conservación de este felino y del ecosistema que lo sustenta frente a las crecientes presiones antropogénicas.