Un estudio liderado por investigadores de la UNED, José Manuel Maíllo Fernández y Juan Marín Hernando, junto a Diego Herrero Alonso, de la Universidad de Vigo, y otros colaboradores, revela la sorprendente capacidad de los neandertales para desplazarse grandes distancias en busca de materias primas. El trabajo, publicado por el portal SINC, está centrado en el análisis del sílex hallado en cinco niveles musterienses de la cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria), ocupados por neandertales hace entre 70.000 y 45.000 años, ha arrojado resultados inesperados.
El silex es una roca compuesta principalmente de cuarzo. Se la reconoce por su capacidad para fracturarse con una superficie lisa y curva que genera bordes afilados. Históricamente, su uso ha sido fundamental para fabricar herramientas cortantes, armas y para encender fuego.
El hallazgo más destacado es la identificación de sílex procedente de Tercis, en Landas (Francia), a 427 km de la cueva. “Esperábamos una distancia máxima de un centenar de kilómetros, pero encontrar sílex a más de 150 km, e incluso a 420 km, ha sido una sorpresa”, explica Maíllo. Este descubrimiento sitúa a Tercis como la fuente de aprovisionamiento más lejana conocida para los neandertales en Eurasia. Además, se han identificado piezas de sílex procedentes del centro de Asturias (246 km) y la cuenca del Ebro (169 km), lo que sugiere un “territorio social” de unos 600 km de amplitud.
El estudio también destaca el tratamiento especial que los neandertales daban al sílex frente a otras materias primas locales. “Hemos observado que el sílex se trataba de manera más cuidadosa. Muchas piezas son lascas de reavivado, lo que indica que no se abandonaban, sino que se llevaban para seguir usándolas en otros lugares”, señala Maíllo.
Los resultados apuntan a una red de contactos entre los neandertales de la cornisa cantábrica, el norte de los Pirineos y la cuenca del Ebro, evidenciada por el sílex de Tercis, Treviño (169 km) y origen asturiano (Portillas, Piedramuelle y radiolarita Alba) y vasco (Flysch). Este trabajo, en el que también participaron las investigadoras predoctorales Irene González Molina y Natalia Abellán Beltrán, de la UNED, abre nuevas líneas de investigación sobre la territorialidad y las interacciones sociales de los neandertales en el norte de la península ibérica.
“Estos hallazgos nos obligan a replantear la complejidad de las redes sociales y la movilidad de los neandertales, mucho más amplias de lo que se pensaba”, concluye Maíllo.