Diversos reguladores del crecimiento producen efectos favorables sobre el rendimiento, el adelantamiento de la maduración y el mejoramiento en la forma y pigmentación de los frutos de distintas especies. El tratamiento del cultivo con hormonas vegetales o auxinas es una práctica muy frecuente entre los productores hortícolas que reciben asesoramiento técnico. El objetivo de este desarrollo fue evaluar el efecto de diferentes dosis y momentos de aplicación de la fitohormona llamada Tomatosa (ácido β-naftoxiacético) sobre las características de los frutos y el rendimiento en cultivos de tomate realizados en diferentes regiones productivas de la Argentina.
El trabajo fue desarrollado por científicos de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP (Universidad Nacional de La Plata), dirigidos por la Ingeniera Agrónoma y Dra en Ciencias Agrarias Susana Martinez y la Ingeniera Agrónoma Dra Mariana Garbi. La información fue dada a conocer por el portal INVESTIGA de la UNLP.
FLOR DE TOMATE
Según detalla el trabajo, la transfomación de las flores a los frutos requiere de la interacción entre el estímulo inicial que provoca el crecimiento del ovario y su capacidad de acumular metabolitos y de una disponibilidad suficiente de éstos. Dicha disponibilidad es crítica durante la fase de maduración y senescencia, y determina el cuajado final del fruto. En el cultivo de tomate, la temperatura óptima para la germinación del grano de polen es de 21°C, pero si la temperatura es de 25°C la misma ocurrirá en una hora o tardará 20 horas a 5°C. La ocurrencia de bajas temperaturas nocturnas, por debajo de los 7°C, provocan una disminución en la calidad del grano de polen y en el número de frutos cuajados, como así también un alargamiento en el período total de desarrollo y maduración de los frutos. La aplicación exógena de auxinas reduce el impacto de las bajas temperaturas: induce un rápido prendimiento del ovario cuando la causa de la falta de cuajado está dada por la ocurrencia de temperaturas que se encuentran por debajo o exceden el óptimo requerido por el cultivo. Otro beneficio es el crecimiento del fruto por el incremento en la biosíntesis de giberelinas a través de la actividad de enzimas involucradas en su metabolismo.
Desde el año 2005, en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP se viene desarrollando investigación aplicada, desarrollos tecnológicos y ensayos de variedades de hortalizas, destacándose, las solanáceas (tomate, pimiento y berenjena), los ensayos han sido llevados a cabo en los invernaderos de la Estación Experimental Julio Hirschhorn.
“Los ensayos fueron realizados en el marco de nuestro Proyecto con el trabajo coordinado con investigadores de INTA Bella Vista (Corrientes), INTA La Consulta (Mendoza) e INTA Yuto (Jujuy). En cada sitio productivo se evaluaron distintas dosis de ácido β-naftoxiacético (Tomatosa) sobre el rendimiento y calidad de frutos. Como resultado de este trabajo, pudo observarse que la respuesta del cultivo fue variable según la zona, concluyendo que para el cinturón hortícola platense los mejores resultados se obtuvieron con dosis de 2,5 y 5 cm3/litro, con incrementos en el diámetro y peso medio de los frutos. Asimismo, dosis superiores a 3,5 cm3/litro incrementaron el porcentaje de frutos ahuecados (lo que deprecia la calidad comercial) respecto a frutos sin tratar”, destacó Martinez.

Martinez, y Garbi, directoras del proyecto, expresaron que “en los últimos 3 años toda la producción de los diferentes ensayos aportan materia prima para ser utilizado en la Planta de Alimentos para la Integración Social (PAIS), coordinando la misma con la Secretaria de la producción de UNLP, en esta última campaña de tomate temprano producto de los ensayos de dos tesis doctorales, una maestría y un trabajo final de carrera fueron utilizados para el desecado en la Planta más de 5000 Kg de tomate, cabe destacar que esperamos una cifra similar en el tomate tardío que se encuentra trasplantado”.
“Esto no es algo menor ya que la Universidad no solo enseña, investiga, transfiere, sino que con esta experiencia hemos aprendido en estos últimos años a realizar producción, cerrando de esta manera una economía circular de los recursos. La importancia no solo radica en los 62 comedores a los que la Planta de Alimentos de la UNLP ha enviado las viandas sino que dejamos un precedente como ejemplo para la región demostrando que es posible dar valor agregado a nuestras producciones, que el sector privado del cinturón debe desarrollar la industrialización de nuestras hortalizas lo que hará que la economía regional crezca, generando trabajo genuino por la mano de obra que este proceso demanda, en consecuencia un real crecimiento”, concluyeron las científicas de la casa de estudios platense.