El róver Curiosity ha revelado un secreto enterrado durante millones de años en el suelo marciano: evidencias de un antiguo ciclo de carbono que una vez pudo hacer de Marte un mundo habitable. Al analizar muestras de polvo marciano, científicos han encontrado huellas químicas de un sistema similar al que sustenta la vida en nuestro planeta.
En su época “dorada”, Marte habría estado envuelto en una espesa manta de dióxido de carbono que, como un “efecto invernadero”, atrapaba suficiente calor para mantener agua líquida fluyendo sobre su superficie.
Sin embargo, los nuevos hallazgos, publicado en la revista Science, sugieren que este delicado equilibrio se rompió debido a un ciclo de carbono “desequilibrado”, alterando para siempre el destino del planeta vecino.
Este dramático cambio podría explicar por qué el planeta pasó de ser un mundo potencialmente acogedor a convertirse en el desierto que conocemos hoy; un planeta frío y seco con agua concentrada en forma de casquetes polares congelados.
La pregunta es a ¿dónde fue a parar el Dióxido de Carbono? El análisis de muestras de superficie tomadas por Curiosity avanza hacia una explicación. Ha identificado carbonato de hierro –conocido como siderita– en cantidades mucho mayores que las previamente identificadas por sensores orbitales. Esto sugiere una historia de reacciones químicas entre agua, dióxido de carbono y sedimentos para formar estos depósitos basados en carbono, similar al ciclo natural del carbono que tiene lugar en la Tierra.
En la Tierra, el carbono existe en la atmósfera como dióxido de carbono, en organismos vivos como una molécula esencial en el ADN y proteínas que produce para crear vida genéticamente distintiva, así como en “sumideros” como océanos, rocas y suelos.
Marte es un planeta muy diferente a la Tierra, y su ciclo de carbono también es único. Mientras que la tectónica de placas es una parte crucial del sistema terrestre, Marte no tiene esta base geológica.
Los investigadores señalan que Marte tiene un ciclo de carbono “desequilibrado” como resultado: mientras que el carbono atmosférico puede ser secuestrado en el suelo, la ausencia de tectónica de placas dificulta el desencadenamiento de erupciones que lo devolverían.
Es probablemente un factor decisivo para determinar si Marte puede albergar vida. Incluso cuando diferentes planetas pueden tener ciertas condiciones requeridas para fomentar la vida tal como la conocemos, las piezas faltantes podrían impedir que evolucione.