María Branyas Morera, quien falleció en agosto de 2024 a la extraordinaria edad de 117 años y 168 días, ostenta el título de la persona más longeva del mundo. La ciencia ha encontrado datos significativos sobre las razones de su longevidad.
Nacida en Estados Unidos en 1907 y trasladada a Cataluña poco después, Branyas experimentó de primera mano buena parte de los grandes acontecimientos históricos del siglo XX: dos guerras mundiales, la guerra civil española y dos pandemias globales —la gripe de 1918 y la reciente Covid-19. La mujer se mantuvo lúcida y activa hasta sus últimos meses, desafiando las expectativas convencionales sobre el envejecimiento cognitivo.
Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y la Universidad de Barcelona, liderado por el genetista Manel Esteller, realizó un estudio exhaustivo, después de que la convencieron para que se sometiese a pruebas médicas, que reveló los factores que contribuyeron a su extraordinaria longevidad. La información fue publicada por el portal DW.
El estudio reveló que Branyas poseía una genética excepcional que le otorgaba una ventaja significativa: sus células se comportaban como si fueran 17 años más jóvenes que su edad cronológica. Según los investigadores, su ADN contenía genes asociados con un sistema inmunitario más fuerte, protección contra enfermedades cardíacas y reducción del riesgo de cáncer.
“Sorprendentemente, todos los algoritmos distintos de la edad basados en la metilación del ADN dieron el mismo resultado”, señalaron los investigadores en declaraciones recogidas por Science Alert. “Nuestra supercentenaria mostraba una edad biológica mucho más joven que su edad cronológica real y esto ocurría en los tres tejidos diferentes analizados”, agregaron.
Pero quizás uno de los hallazgos más sorprendentes fue su microbioma intestinal, que presentaba características similares a las de un bebé. Este descubrimiento es particularmente relevante, ya que los microorganismos intestinales influyen en aspectos cruciales como la inflamación, la cognición y la salud ósea y muscular.
EL ESTILO DE VIDA
La genética favorable de Branyas se complementaba con decisiones de vida conscientes. De acuerdo con The Guardian, seguía una dieta mediterránea que incluía, notablemente, tres yogures diarios. Mantenía una vida social activa, rodeándose constantemente de su familia, que incluía tres hijos y dos docenas de nietos y bisnietos y evitaba el alcohol y el tabaco, a la par de que disfrutaba de caminatas regulares.
Su metabolismo era altamente eficiente, con niveles bajos de colesterol “malo” y altos de colesterol “bueno”, además de mantener niveles bajos de inflamación, lo que la protegía contra múltiples problemas de salud.