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LOS OSOS POLARES PODRÍAN ESTAR EVOLUCIONANDO GENÉTICAMENTE PARA RESISTIR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Osos polares de Groenlandia están experimentando modificaciones aceleradas en su ADN, algo que podría ayudarles a adaptarse al cambio climático y reducir el riesgo de extinción.
Osos polares de Groenlandia están experimentando modificaciones aceleradas en su ADN, algo que podría ayudarles a adaptarse al cambio climático y reducir el riesgo de extinción.

El Ártico se derrite a un ritmo alarmante, y con él, el hábitat esencial del oso polar (Ursus maritimus), el mayor carnívoro terrestre del planeta. Esta especie, que depende del hielo marino para cazar focas ricas en grasa, enfrenta una de las amenazas más graves del cambio climático. Con una población global estimada entre 22.000 y 31.000 ejemplares, el oso polar es clasificado como «vulnerable» por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Diversos estudios advierten que, si las tendencias actuales continúan, hasta dos tercios de su población podrían desaparecer para 2050, con un riesgo de extinción total a finales de siglo.

Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Mobile DNA ofrece un rayo de esperanza. Investigadores de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) han descubierto que una subpoblación aislada de osos polares en el sureste de Groenlandia está experimentando cambios genéticos acelerados que podrían ayudarles a adaptarse a condiciones más cálidas y con menos hielo.

Esta subpoblación, descubierta recientemente y separada genéticamente de otros grupos hace unos 200 años, habita una zona con temperaturas más altas y variables que el noreste de la isla. Mientras que el noreste presenta condiciones frías y estables, el sureste registra fluctuaciones significativas y un clima notablemente más cálido, similar al que se prevé para gran parte del Ártico en las próximas décadas.

Los científicos analizaron datos genéticos (específicamente de ARN) de 17 osos adultos: 12 del noreste y 5 del sureste. Al comparar estos genomas con registros climáticos del Instituto Meteorológico Danés, establecieron una relación directa entre el aumento de temperaturas y modificaciones en el ADN.

EL ROL CLAVE DE LOS “GENES SALTARINES” 

El foco del estudio se centró en los transposones, también conocidos como «genes saltarines». Estos segmentos móviles de ADN representan alrededor del 38 % del genoma del oso polar y pueden desplazarse e insertarse en diferentes posiciones, generando mutaciones, reorganizaciones y cambios genéticos. Como explica la autora principal, Alicia Godden, investigadora de la Universidad de East Anglia:

En los osos del sureste, los investigadores observaron una movilización masiva de estos transposones, con más de 1.500 secuencias activadas de forma acelerada. Este fenómeno parece responder al estrés ambiental causado por el clima más cálido, acelerando un proceso evolutivo que normalmente ocurre de manera lenta.

Estos cambios genéticos no solo podrían ayudar a los osos a resistir temperaturas más altas, sino que también se asocian con modificaciones en genes relacionados con el estrés térmico, el envejecimiento y el metabolismo. Entre los hallazgos más destacados está la posible adaptación a una dieta diferente: mientras los osos del norte dependen casi exclusivamente de focas grasas cazadas desde el hielo marino, los del sureste parecen estar ajustándose a alimentos vegetales más ásperos y menos calóricos, disponibles en un entorno con menos hielo y más tundra boscosa.

Godden subraya que estos cambios genéticos son una respuesta a corto plazo al estrés ambiental: «Hemos descubierto cómo el genoma del oso polar se adapta y responde, a corto plazo, al estrés ambiental y a los climas más cálidos».

Aunque estos descubrimientos representan un avance significativo —por primera vez se demuestra un vínculo estadístico entre el aumento de temperaturas y cambios en el ADN de un mamífero salvaje—, los autores advierten que no eliminan el riesgo de extinción. La pérdida continua del hielo marino sigue siendo la principal amenaza, y la adaptación genética observada podría no ser suficiente para toda la especie.

Como concluye Godden: «Entender estos cambios genéticos ayudará a los investigadores a comprender cómo podrían sobrevivir los osos polares en un mundo en calentamiento y qué poblaciones corren mayor riesgo».

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