Hablar más de un idioma podría ser mucho más que una habilidad cultural o comunicativa: también puede actuar como un escudo contra el envejecimiento acelerado del cerebro. Así lo sugiere un amplio estudio publicado en la revista Nature Aging, que asocia el multilingüismo con un envejecimiento más lento y una mejor salud cognitiva a largo plazo.
El trabajo, liderado por el neurocientífico argentino Agustín Ibáñez, del Global Brain Health Institute del Trinity College de Dublin, analizó datos de 86.000 personas de entre 51 y 90 años en 27 países europeos. Los investigadores midieron si el envejecimiento biológico de cada individuo era más rápido o más lento de lo esperado según su salud general y estilo de vida.
LOS NÚMEROS NO MIENTEN
Los resultados fueron contundentes:
- Las personas monolingües tienen el doble de probabilidades de envejecer de forma acelerada.
- Quienes hablan varios idiomas muestran un riesgo aproximadamente 50% menor.
- El efecto protector es proporcional al número de lenguas: cuantos más idiomas, mayor beneficio.
Incluso al controlar variables como edad, nivel educativo, estatus socioeconómico y entorno social, la relación entre multilingüismo y envejecimiento saludable se mantuvo firme.
¿POR QUÉ FUNCIONA?
Los autores explican que aprender y usar varios idiomas fortalece la reserva cognitiva, esa capacidad del cerebro para compensar el daño relacionado con la edad. “Hablar más de una lengua no solo abre puertas culturales —señalan los investigadores—, también podría ayudarnos a mantener el cerebro joven por más tiempo”.
El estudio propone que fomentar el aprendizaje de idiomas desde edades tempranas podría convertirse en una estrategia de salud pública para promover la resiliencia cognitiva y preservar la autonomía en la vejez.
