El cáncer de vejiga, uno de los más comunes a nivel mundial, afecta a los hombres con una probabilidad cuatro veces mayor que a las mujeres, siendo el tabaco el principal factor de riesgo ambiental conocido. Un estudio internacional liderado por Núria López-Bigas y Abel González-Pérez, del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, junto con Rosana Risques, de la Universidad de Washington, revela cómo el tabaco y el sexo biológico determinan la evolución de las células sanas de la vejiga, favoreciendo la expansión de clones celulares con mutaciones que podrían desencadenar el cáncer. Publicado en la revista Nature, este trabajo forma parte del proyecto PROMINENT, impulsado por Cancer Grand Challenges y respaldado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
El cáncer de vejiga no aparece de forma repentina, sino que se desarrolla a lo largo de décadas a partir de mutaciones acumuladas en el tejido sano. “Lo relevante no es solo cuántas mutaciones hay, sino cuáles logran expandirse y formar clones, copias de una misma célula que comparten las mismas mutaciones”, explica López-Bigas, investigadora ICREA y líder del laboratorio de Genómica Biomédica del IRB Barcelona. El estudio demuestra que el tabaco y el sexo biológico influyen directamente en este proceso, determinando qué mutaciones prosperan en el tejido sano antes de que aparezca un tumor.
Para ello, los investigadores analizaron muestras de vejiga de 45 donantes utilizando una técnica innovadora que permitió detectar miles de mutaciones invisibles con métodos de secuenciación convencionales. “Es como pasar de un telescopio doméstico al James Webb: de repente, múltiples mutaciones se vuelven visibles en el tejido sano mucho antes de que exista un tumor”, señala Risques, coautora sénior del estudio.
El análisis reveló diferencias significativas en la arquitectura clonal del tejido de vejiga entre hombres y mujeres. En los hombres, ciertas mutaciones en genes relacionados con el cáncer mostraron una ventaja evolutiva, lo que permitió que los clones que las portaban se expandieran más rápidamente, incluso en tejido sano. Además, entre los donantes mayores de 55 años que habían fumado, se observó una alta frecuencia de mutaciones en el promotor del gen TERT, que activa la telomerasa, permitiendo a las células evitar el envejecimiento y continuar dividiéndose.
Por primera vez, se ha demostrado que el tabaco no solo provoca nuevas mutaciones, sino que también actúa como un “promotor clonal”, facilitando la expansión de células con mutaciones preexistentes en tejido sano. Este hallazgo proporciona nuevas pistas sobre las etapas iniciales del desarrollo del cáncer de vejiga.
El estudio propone un cambio de perspectiva: en lugar de centrarse en la cantidad de mutaciones, se enfoca en cuáles prosperan y por qué. Este enfoque podría explicar por qué los hombres y las personas fumadoras tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de vejiga. Además, abre la puerta a nuevas estrategias de prevención y detección precoz. Por ejemplo, medir los clones en expansión en la vejiga a través de análisis de orina podría convertirse en una herramienta para predecir el riesgo y detectar la enfermedad en sus fases iniciales.
“Este estudio es solo la punta del iceberg. Analizamos 16 genes en vejigas de 45 personas y encontramos diferencias relevantes. Esta estrategia puede aplicarse a otros tejidos y factores de riesgo”, destaca González-Pérez, investigador asociado del IRB Barcelona. Los resultados también sugieren que este enfoque podría extenderse a otros tipos de cáncer y factores de riesgo, como exposiciones a productos químicos o tratamientos de quimioterapia.