La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska ha otorgado el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2025 a Mary E. Brunkow (Institute for Systems Biology, Seattle, EE UU), Fred Ramsdell (Sonoma Biotherapeutics, San Francisco, EE UU) y Shimon Sakaguchi (Universidad de Osaka, Japón) por sus revolucionarios descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica. Este hallazgo ha transformado la comprensión del sistema inmunitario y abierto nuevas puertas para el tratamiento de enfermedades autoinmunes, cáncer y trasplantes de órganos.
El sistema inmunitario es una defensa esencial contra miles de microorganismos que enfrentamos a diario. Sin embargo, su desregulación puede llevarlo a atacar los propios tejidos del cuerpo, desencadenando enfermedades autoinmunes. Los tres galardonados han sido reconocidos por identificar las células T reguladoras, consideradas las “guardianas” del sistema inmunitario, que previenen estas reacciones autodestructivas al garantizar que el organismo tolere sus propios tejidos.
¿QUÉ ES LA TOLERANCIA INMUNOLÓGICA PERIFÉRICA?
De manera constante, el sistema inmunitario protege a los individuos de un gran número de microbios diferentes que intentan invadir su organismo. Todos estos patógenos tienen apariencias diferentes y muchos se han asimilado a las células humanas a modo de camuflaje. Frente a esta situación, el sistema inmune debe saber qué atacar y qué defender.
“Todos tenemos un sistema inmunológico que nos permite defendernos contra microbios, parásitos, virus, hongos y tumores. Sin embargo, estas células que nos defienden contra tejidos extraños no deberían dañar componentes propios, porque si lo hicieran causarían enfermedades autoinmunes. Durante muchos años se concibió que estos mecanismos de tolerancia hacia lo propio sucedían exclusivamente a nivel central, o sea a nivel del timo, y esto es lo que se estudiaba clásicamente. Sin embargo, se observaba que algunos de los linfocitos que salían del timo lo hacían con características autorreactivas (es decir, capaces de atacar los propios tejidos). Y, entonces, surgía la pregunta acerca de cómo se generaba la tolerancia a nivel periférico. Cuando se habla a nivel periférico es afuera del órgano central que es el timo, afuera de la médula ósea. La médula ósea y el timo son los órganos centrales linfoides primarios. Entonces, el compartimiento periférico es lo que ocurre afuera, en los tejidos y en la sangre. Y lo que hicieron estos científicos, fundamentalmente Sakaguchi, fue descubrir que hay células a nivel de estos tejidos que suprimen la acción células inmunes efectoras, previniendo o mitigando, de esa manera, la aparición de enfermedades autoinmunes y logrando la homeostasis o equilibrio inmunológico de dichos órganos”, explicó Gabriel Rabinovich, investigador del CONICET y director del Laboratorio de Glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-Fundación IBYME).
Rabinovich explica que las células T reguladoras, además de suprimir a los linfocitos efectores que pueden causar enfermedades autoinmunes, también permiten, entre otras cosas, que se produzcan con mayor éxito trasplantes de órganos. “En cáncer, en cambio, estas células, pueden ser perjudiciales, por lo que se busca desarrollar terapias que las eliminen”, señala.
En 1995, Shimon Sakaguchi, inmunólogo japonés (1951, doctor en Medicina y Filosofía por la Universidad de Kioto), desafió la idea predominante de que la tolerancia inmunitaria se limitaba a la eliminación de células peligrosas en el timo (tolerancia central). Su trabajo reveló la existencia de las células T reguladoras, un nuevo tipo de células inmunitarias que protegen al organismo de enfermedades autoinmunes al regular activamente las respuestas inmunitarias.
Posteriormente, en 2001, los investigadores estadounidenses Mary E. Brunkow (1961, doctora por la Universidad de Princeton) y Fred Ramsdell (1960, doctor por la Universidad de California en Los Ángeles) dieron un paso crucial. Estudiando ratones propensos a enfermedades autoinmunes, identificaron una mutación en el gen Foxp3 y demostraron que defectos en su equivalente humano causan el síndrome IPEX, una enfermedad autoinmune grave.
En 2003, Sakaguchi conectó ambos descubrimientos al probar que el gen Foxp3 es clave para el desarrollo de las células T reguladoras, consolidando su rol como vigilantes del sistema inmunitario. “Sus descubrimientos han sido decisivos para comprender cómo funciona el sistema inmunitario y por qué no todos desarrollamos graves enfermedades autoinmunes”, afirmó Olle Kämpe, presidente del Comité Nobel.
Los hallazgos de Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi dieron origen al campo de la tolerancia periférica, que ha revolucionado la investigación médica. Sus descubrimientos han inspirado nuevas terapias para enfermedades autoinmunes, cáncer y el manejo de trasplantes de órganos, muchas de las cuales ya están en ensayos clínicos. Estas innovaciones prometen mejorar la calidad de vida de millones de pacientes en todo el mundo.
El premio, dotado con 11 millones de coronas suecas (aproximadamente 935.000 euros), será compartido a partes iguales entre los tres científicos.