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EL DISEÑO URBANO FOMENTA CAMINAR MÁS Y MEJORA LA SALUD 

El cambio de residencia desde una ciudad con menor facilidad para desplazarse a otra más transitable aumenta hasta en 1 400 pasos diarios la movilidad de las personas, según una nueva investigación.
El cambio de residencia desde una ciudad con menor facilidad para desplazarse a otra más transitable aumenta hasta en 1 400 pasos diarios la movilidad de las personas, según una nueva investigación.

Un estudio liderado por la Universidad de Washington (EE UU), publicado en Nature, revela que el diseño de las ciudades impacta directamente en la actividad física de sus habitantes. Analizando datos de 5.424 personas en 1.609 ciudades estadounidenses, los investigadores concluyen que entornos urbanos más transitables incentivan caminar más, con beneficios para la salud pública.

Dirigido por Tim Althoff, profesor adjunto de Ciencias de la Computación, el estudio partió de datos de más de dos millones de usuarios de una aplicación de salud que registraba pasos diarios. Su enfoque innovador consistió en analizar cómo cambiaba la actividad física al mudarse de una ciudad a otra. Para ello, seleccionaron a 5.424 individuos que cambiaron de residencia en un período de tres años, comparando su actividad antes y después del traslado.

El estudio utilizó el Walk Score, un índice que evalúa la transitabilidad urbana (de 1 a 100) según factores como la proximidad a servicios, accesibilidad peatonal, longitud de manzanas y densidad de intersecciones. Los resultados mostraron que mudarse a una ciudad más transitable, como Nueva York (89/100), desde una con menor puntuación (48/100), aumentaba los pasos diarios en 1.400, de 5.600 a 7.000 en promedio. Por el contrario, trasladarse a una ciudad menos transitable reducía la actividad física proporcionalmente.

Los investigadores identificaron tres elementos clave del diseño urbano que promueven caminar: uso mixto del suelo (integración de viviendas, comercios y negocios), una red de calles bien conectada y acceso fácil al transporte público. “Los cambios en el entorno construido son una herramienta poderosa para promover la actividad física”, afirma Althoff, destacando que los hallazgos pueden orientar a urbanistas y legisladores para crear comunidades más caminables.

El estudio estima que si todos los estadounidenses vivieran en ciudades con una transitabilidad similar a Chicago o Filadelfia (78/100), un 11,2 % más cumpliría las recomendaciones de actividad física aeróbica. Sin embargo, el efecto fue menos significativo en mujeres mayores de 50 años, para quienes Althoff sugiere combinar mejoras urbanas con intervenciones de salud específicas.

Manuel Franco, profesor de investigación Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3) y ajeno al estudio, subraya su relevancia: “Este trabajo pone el foco en la actividad física cotidiana, no solo en el deporte. Cómo nos desplazamos en las ciudades es clave para su desarrollo y para la salud”. Franco destaca que la ordenación urbana determina cómo las personas realizan sus tareas diarias, más allá de la actividad física recreativa.

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