En el mundo animal, el cuidado biparental no siempre es la regla. Muchas especies optan por estrategias uniparentales, donde uno de los progenitores abandona la cría, dejando al otro a cargo de su supervivencia. Un nuevo estudio, realizado en Segovia (España) y publicado en la revista Functional Ecology, arroja luz sobre las consecuencias de este comportamiento en el gorrión chillón (Petronia petronia), un ave que combina tanto el cuidado biparental como el uniparental por parte de la hembra.
El trabajo, liderado por investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en colaboración con científicos de la Universidad de Reno (Estados Unidos), analizó 41 nidos y un total de 189 polluelos durante las temporadas de cría de 2021 y 2022. Los resultados muestran que el 58 % de los nidos fueron atendidos por ambos progenitores, mientras que en el 42 % restante el macho abandonó el nido a mitad del período de alimentación (entre los días 0 y 14 después de la eclosión).
Uno de los hallazgos más llamativos es que los machos tienden a desertar con mayor frecuencia al inicio de la temporada, cuando las tasas de eclosión son bajas. Este abandono temprano reduce la probabilidad de supervivencia de los polluelos en un 30% en comparación con los nidos biparentales. Además, se asocia con una mayor mortalidad general durante el desarrollo.
Las hembras solas intentan compensar la ausencia del macho aumentando su esfuerzo alimenticio, pero no logran hacerlo por completo. Como resultado, los polluelos criados solo por la madre crecen más pequeños y presentan signos claros de estrés fisiológico. Los investigadores midieron niveles elevados de corticosterona (la hormona del estrés) y un mayor estrés oxidativo en los primeros días de vida de estas crías, en comparación con aquellas atendidas por ambos padres.
Curiosamente, la longitud de los telómeros —un marcador de estrés crónico a largo plazo— no mostró diferencias significativas entre ambos grupos. Esto sugiere que los efectos negativos del abandono se manifiestan principalmente en las etapas iniciales: las crías más vulnerables mueren pronto, y solo las más resistentes sobreviven hasta el final del desarrollo.
“El abandono parental no es gratuito”, explica Alejandro Cantarero, investigador del Departamento de Fisiología de la UCM y uno de los autores principales del estudio. “Aunque las crías supervivientes parecen recuperarse en parte, el coste en términos de mortalidad es elevado”.
El momento del abandono no parece depender directamente de factores como la fecha de puesta, el tamaño de la nidada o el número de polluelos, lo que apunta a que influyen otros elementos, como el éxito reproductivo general de la temporada o condiciones ambientales.
Este trabajo refuerza la idea de que el cuidado biparental es clave para el éxito reproductivo y el desarrollo saludable de las crías. Las diferencias en estrés y tamaño corporal entre polluelos biparentales y uniparentales podrían explicar por qué especies como el gorrión chillón mantienen estrategias mixtas de crianza, adaptándose a entornos variables.
Los investigadores destacan que estos resultados ofrecen una perspectiva más amplia sobre cómo las aves responden a cambios ambientales y cómo las decisiones parentales influyen en la dinámica poblacional.