Un equipo liderado por Gonçalo Bernardes, jefe del Grupo de Biología Química Traslacional del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y catedrático de la Universidad de Cambridge, ha desarrollado una innovadora prueba que permite detectar tumores sólidos en etapas iniciales a partir de una muestra de sangre. Según un estudio publicado en Nature Communications, este test no solo identifica el cáncer de forma precoz, sino que también proporciona información clave para elegir el tratamiento más adecuado.
Tradicionalmente, los métodos para diagnosticar el cáncer se basan en marcadores moleculares emitidos por el tumor o por proteínas asociadas, que suelen ser más evidentes cuando el cáncer ya está avanzado, complicando las opciones de tratamiento. Sin embargo, el equipo de Bernardes ha dado un giro radical al enfocarse en la reacción defensiva del sistema inmunitario ante el cáncer, un fenómeno conocido desde el siglo XIX, pero nunca antes utilizado para el diagnóstico.
El estudio se concentró en los cambios que el cáncer provoca en las proteínas de la sangre, específicamente en cinco aminoácidos: lisina, triptófano, tirosina, cisteína y cisteína no unida a enlaces disulfuro. Para analizar estas proteínas en un plasma con más de 5.000 componentes, los investigadores recurrieron a herramientas bioinformáticas y técnicas de fluorescencia que revelan las concentraciones exactas de estos aminoácidos. Con la ayuda de inteligencia artificial, mediante algoritmos de aprendizaje automático, identificaron patrones que permiten diagnosticar la presencia de cáncer con alta precisión.
En pruebas realizadas con muestras de 170 pacientes, la técnica logró detectar el 78% de los cánceres con una tasa de falsos positivos del 0%. Además, la prueba demostró ser capaz de diferenciar las señales inmunológicas del cáncer de las asociadas a otras enfermedades, como el SARS-CoV-2, e incluso distinguir entre distintos tipos y etapas del cáncer.
La simplicidad de la prueba es uno de sus mayores atractivos. Solo requiere una pequeña muestra de sangre y reactivos comunes disponibles en cualquier hospital. Además, el equipo está desarrollando una plataforma que facilite el análisis de los datos para su uso clínico. “Nuestro enfoque es particularmente eficaz para detectar tumores en etapa temprana, lo que es crucial porque un diagnóstico a tiempo puede mejorar significativamente las opciones de tratamiento”, explica Bernardes.
Otro aspecto destacado es su capacidad para predecir la respuesta a tratamientos. En el caso de un tratamiento antimetastásico, la prueba acertó en el 100% de los casos al identificar a pacientes que no responderían y en un 87% cuando predijo una respuesta positiva, abriendo la puerta a una medicina de precisión más efectiva.
Aunque los resultados son prometedores, Bernardes reconoce que se necesitan más datos para llevar la prueba al mercado. Actualmente, se están realizando estudios clínicos en Reino Unido, Estados Unidos y China para validar la técnica con muestras más amplias