Un equipo liderado por la investigadora Carolina Florian, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y profesora de investigación ICREA, ha identificado una pequeña molécula capaz de devolver a las células madre sanguíneas un estado funcional más joven. El compuesto, llamado Rhosin, inhibe la proteína RhoA —que se encuentra hiperactivada en las células madre envejecidas— y logra mejorar su capacidad regenerativa y la calidad de las células inmunitarias que producen.
Los resultados, publicados este mes en la revista Nature Aging y replicados por la Agencia SINC, abren una nueva vía terapéutica para combatir el envejecimiento no desde sus síntomas, sino desde uno de sus motores principales: el deterioro del sistema hematopoyético.
Las células madre hematopoyéticas (CMH) residen en la médula ósea y son las responsables de generar durante toda la vida glóbulos rojos, plaquetas y todas las células del sistema inmunitario. Con la edad, estas células pierden eficacia: se dividen menos, acumulan mutaciones y producen menos linfocitos y macrófagos funcionales. Este fenómeno, conocido como inmunosenescencia, está detrás de la mayor vulnerabilidad a infecciones, la inflamación crónica de bajo grado (“inflammaging”) y el aumento de riesgo de leucemias y otras enfermedades relacionadas con la edad.
El estudio demuestra que la hiperactivación de la proteína RhoA es uno de los mecanismos clave que impulsa este declive. Al bloquearla con Rhosin, los investigadores observaron en experimentos ex vivo e in vivo que las CMH recuperan marcadores de juventud: mayor capacidad de autorrenovación, mejor engraftment (capacidad de colonizar la médula ósea tras trasplante) y producción de células inmunitarias más eficaces.
“La Rhosina rejuvenece las células madre sanguíneas, aumenta la capacidad regenerativa del sistema inmunitario y mejora la producción de células sanguíneas una vez trasplantadas en la médula ósea”, explica Eva Mejía-Ramírez, investigadora del IDIBELL y coautora del trabajo.
El proyecto ha combinado experimentos en ratones, cultivos celulares y técnicas de inteligencia artificial. Paula Petrone, jefa del grupo de Data Science en Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) —centro impulsado por la Fundación “la Caixa”— y el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS), ha liderado el análisis in silico con modelos de aprendizaje automático que han permitido predecir y validar los efectos del fármaco a nivel molecular.
Aunque existen intervenciones (dieta, ejercicio, algunos fármacos como metformina o rapamicina) que atenúan los efectos del envejecimiento, Carolina Florian subraya la diferencia conceptual: “Estas medidas no pueden calificarse como rejuvenecimiento porque combaten los efectos del envejecimiento en lugar de actuar sobre el proceso en sí. Nosotros nos dirigimos a la base del proceso: al revertir las células madre sanguíneas a un estado más joven, las hacemos más capaces de regenerarse y producir nuevas células sanguíneas sanas, lo que mejora la salud de todo el organismo”.
Según proyecciones de Naciones Unidas, en 2050 la población mayor de 60 años en los países occidentales se habrá duplicado respecto a 2015. Este cambio demográfico traerá consigo un incremento exponencial de enfermedades crónicas —cáncer, demencia, patologías cardiovasculares— que pondrán en jaque los sistemas sanitarios.
En este contexto, intervenciones capaces de rejuvenecer tejidos clave como el hematopoyético podrían reducir la carga de enfermedad asociada a la edad y mejorar la calidad de vida de los mayores.
