Por primera vez en la historia registrada, mosquitos han sido avistados en Islandia, un país que hasta ahora compartía con la Antártida el raro privilegio de ser uno de los dos lugares del planeta libres de estos insectos. El hallazgo, realizado por un aficionado a los insectos, pone en alerta a expertos sobre los posibles efectos del cambio climático en ecosistemas fríos y aislados.
Bjorn Hjaltason, un entusiasta de la entomología, se topó con los mosquitos durante varias noches de octubre mientras observaba polillas. Para atraerlas, había colocado cuerdas empapadas en vino tinto en su jardín en Kjós, un valle glaciar ubicado al suroeste de Reikiavik, la capital islandesa. En lugar de polillas, atrajo a tres ejemplares: dos hembras y un macho de la especie Culiseta annulata, una de las pocas que puede sobrevivir al invierno en climas fríos.
«Era un mosquito extraño en una cinta de vino tinto», describió Hjaltason en una publicación en una página de Facebook dedicada a la fauna local, donde compartió fotos de los insectos. Los medios islandeses, como Morgunblaðið, recogieron la noticia y confirmaron la identificación de la especie.
Antes de este descubrimiento, Islandia era un remanso libre de mosquitos gracias a su clima gélido y la ausencia de agua estancada, ideal para la reproducción de estos dípteros, según datos de World Population Review. La única otra zona registrada sin mosquitos es la Antártida. Factores como las temperaturas persistentemente bajas y la química única del suelo islandés habían mantenido al país protegido.
Sin embargo, este año Islandia ha batido múltiples récords de calor. Normalmente, las temperaturas máximas rara vez superan los 20 °C en mayo, y cuando lo hacen, las olas de calor duran solo dos o tres días, de acuerdo con la Oficina Meteorológica Islandesa. En 2025, ese umbral se superó durante 10 días consecutivos en diferentes regiones del país. El pico se registró en el aeropuerto de Egilsstaðir, con 26,6 °C, el día más caluroso en mayo jamás documentado.
Un estudio publicado en junio por la Red Mundial de Información sobre el Calor y la Salud advierte que estos cambios podrían tener impactos significativos en ecosistemas delicados adaptados al frío. El año pasado fue el más caluroso a nivel global, y el organismo climático de la ONU ha afirmado que la influencia humana ha calentado «inequívocamente» la atmósfera, los océanos y la tierra.
Hjaltason especula sobre el origen de los mosquitos. «Uno siempre sospecha de Grundartangi: está a solo seis kilómetros de mí, y las cosas suelen llegar en barcos y contenedores, así que es posible que algo entrara por ahí», declaró a Morgunblaðið. «Pero si tres de los insectos entraron directamente en mi jardín, probablemente había más».
Expertos como Alfreðsson, citados por medios locales, insisten en que se requerirá un monitoreo intensivo en primavera para determinar si Culiseta annulata se ha establecido permanentemente en Islandia. Por ahora, el hallazgo es un recordatorio de cómo el calentamiento global puede alterar incluso los rincones más remotos del planeta.
