El uso de las células en tándem de perovskita promete “una revolución de la energía solar”. Esta tecnología fusiona el silicio –el rey indiscutible de los paneles solares actuales– con materiales de perovskita, un «mineral milagroso» que promete elevar drásticamente la eficiencia en la conversión de luz solar en electricidad. Descubierto originalmente en 1839 en los Montes Urales (Eurasia), el término perovskita abarca compuestos sintéticos con estructuras cristalinas similares, fabricados con elementos abundantes como bromo, cloro, plomo y estaño.
La energía solar ya representa casi el 7% de la electricidad global y creció un 29% solo en 2024, consolidándose como la segunda fuente nueva más barata del mundo –solo superada por la eólica terrestre–, incluso en mercados como Estados Unidos. Un análisis de 2023 sugiere que la solar ha alcanzado un punto de inflexión hacia el dominio mundial, sin necesidad de nuevas políticas climáticas.
Los paneles de silicio convencionales, con eficiencias del 21-23% y un techo teórico del 33%, dominan el mercado. Pero la descarbonización global exige maximizar energía al mínimo costo. Aquí entra la perovskita: convierte más del espectro luminoso gracias a la alta movilidad de electrones. En tándem con silicio, el límite teórico salta al 47%. Oxford PV -una empresa derivada de la Universidad de Oxford, que trabaja en el desarrollo de esta tecnología- calcula que esto reducirá el costo de electricidad en un 10% por área equivalente.
«Al inicio de los 2000, la industria era escéptica; parecía demasiado bueno para ser verdad», recuerda David Ward, CEO de Oxford PV a BBC Mundo. Alternativas como el arseniuro de galio funcionan igual, pero son prohibitivamente caras.
Las perovskitas solas son ultrafinas, ideales para pulverizar en ventanas o aplicaciones flexibles. En tándem, combinan lo mejor de ambos mundos. Sus defensores las ven revolucionando parques solares, tejados, satélites y hasta autos eléctricos –proporcionando carga de emergencia o extendiendo autonomía–.
Sin embargo, críticos señalan debilidades: mayor vulnerabilidad a humedad y calor, degradación acelerada y el plomo tóxico en su composición.
