Caminar con regularidad es beneficioso para prevenir múltiples problemas de salud, no solo las enfermedades cardiovasculares. Esta es la principal conclusión de un metaanálisis publicado en Un estudio publicado en The Lancet Public Health, basado en datos de más de 160.000 adultos, revela que caminar aproximadamente 7.000 pasos diarios (una persona sin preparación deportiva y según su altura, realiza entre 120 y 150 pasos por cuadra -100 metros-) puede reducir significativamente el riesgo de múltiples problemas de salud.
Liderado por un equipo internacional de investigadores, este trabajo destaca una disminución del 47% en el riesgo de mortalidad por cualquier causa, además de beneficios específicos: 25% menos riesgo de enfermedades cardiovasculares, 6% de cáncer, 14% de diabetes tipo 2, 22% de depresión, 38% de demencia y 28% de caídas.
A diferencia de investigaciones previas, centradas principalmente en la salud cardiaca o la mortalidad general, este estudio es el primero en analizar de forma exhaustiva cómo el número de pasos diarios impacta diversos indicadores de salud. “Caminar no solo previene enfermedades cardiovasculares o reduce la mortalidad, sino que también protege frente a trastornos metabólicos, mentales y neurológicos”, explica Borja del Pozo Cruz, coautor del estudio e investigador sénior de la Universidad Europea de Madrid, en declaraciones realizadas al portal SINC.
El análisis, que incluyó 57 estudios y 31 metaanálisis, ofrece la evidencia más completa hasta la fecha sobre los efectos del caminar. Según Del Pozo, “promover el movimiento diario tiene beneficios multisistémicos y puede integrarse en estrategias de salud pública más holísticas”. Los resultados muestran que incluso caminar solo 4,000 pasos al día mejora la salud en comparación con un nivel muy bajo de actividad (2.000 pasos).
Los beneficios de caminar regularmente incluyen una mejor sensibilidad a la insulina, liberación de endorfinas, reducción del estrés, mantenimiento del tono muscular, mejora del equilibrio, modulación de la inflamación crónica y potenciación de la función cerebral. En el caso de las enfermedades cardiovasculares, los efectos positivos se incrementan incluso por encima de los 7.000 pasos, aunque en la mayoría de las afecciones los beneficios tienden a estabilizarse en este umbral.
Frente al popular objetivo de 10.000 pasos diarios, los autores proponen los 7.000 pasos como una meta más accesible, especialmente para personas menos activas. “Una escala progresiva, con esta cifra como referencia, es más realista y motivadora”, señala Del Pozo. Mensajes como “algo es mejor que nada” o “más es mejor, hasta cierto punto” pueden incentivar a las personas inactivas y apoyar el progreso de las más activas.
A pesar de los hallazgos, el estudio reconoce limitaciones, especialmente en afecciones como el cáncer o la demencia, donde la certeza es menor debido al número reducido de estudios y la falta de ajuste por factores como la edad o la fragilidad. “Se necesita más evidencia longitudinal, con dispositivos objetivos y, cuando sea posible, ensayos controlados”, concluye Del Pozo.