back to top

¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO LAS PAPAS FRITAS?

Científicos de Estados Unidos lograron establecer que la respuesta al gusto por las papas fritas, las pastas o los dulces se encuentra en un gen de la saliva, responsable de digerir el almidón.

El tema tenía que tener alguna explicación racional. Es innegable la atracción de las papas fritas, las pastas, el pan o los dulces. Al parecer, ese placentero encuentro viene impulsado por un gen que es responsable de la digestión del almidón en la saliva, que se duplicó cuando aún habitábamos en cavernas. La conclusión forma parte de un estudio publicado en la revista Science y dado a conocer por SINC.

Explica el trabajo que los carbohidratos han sido una excelente fuente de calorías a lo largo de nuestra historia evolutiva, cuando obtener suficientes alimentos era, por cierto, una lucha constante. Ahora, científicos de EE.UU. han descubierto que el gen de la saliva responsable de digerir el almidón -presente en esos alimentos- podría haberse duplicado por primera vez hace más de 800 000 años, antes de la llegada de la agricultura.

Científicos de la Universidad de Búfalo y del Laboratorio Jackson, ambos en EE.UU., han desvelado que la duplicación del gen de la amilasa salival (AMY1) ha tenido un papel clave en la adaptación humana a dietas ricas en carbohidratos.

El trabajo muestra cómo las primeras copias de este gen sentaron las bases de la amplia variación genética que aún existe hoy en día y que influye en la eficacia con la que los humanos digieren los alimentos ricos en almidón. El AMY1 no solo puede haber contribuido a dar forma a la adaptación humana a los alimentos ricos en féculas, sino que su duplicación pudo haberse producido hace más de 800 000 años, mucho antes de la llegada de la agricultura e incluso antes de que los humanos y los neandertales divergieran, destacan los autores.

Según Omer Gokcumen, coautor del trabajo (Universidad de Búfalo), lo más sorprendente del estudio fue “la gran variabilidad estructural que observamos en esta región del genoma, algo bastante raro en genes que codifican proteínas”.

Un rico plato de tallarines. (Foto: IStock).

Gokcumen agrega que “fue fascinante descubrir la antigüedad de las copias iniciales. Estas primeras duplicaciones hicieron que la región fuera mutablemente inestable, lo que sigue impulsando la variación que vemos hoy en día”.

Los investigadores analizaron el ADN de 68 humanos antiguos, entre ellos un espécimen de 45 000 años de antigüedad de Siberia, y hallaron que los cazadores-recolectores preagrícolas ya contaban con entre cuatro y ocho copias del gen AMY1, lo que indica que la capacidad de digerir almidón ya era un rasgo importante antes de la domesticación de plantas.

Los alimentos ricos en almidón son una excelente fuente de calorías y, durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva, conseguir suficientes alimentos fue una lucha constante. “Es probable que nuestros ancestros ansiaran alimentos ricos en calorías, sobre todo en épocas de hambruna. Un alimento rico en calorías como la tortilla española habría sido un sueño para nuestros antepasados en la sabana”, bromeó el investigador en sus declaraciones a SINC.

UN IMPULSO CODIFICADO EN NUESTRO ADN 

“Este fuerte impulso por los hidratos de carbono está codificado en parte en nuestra genética. La variación en el gen AMY1 puede desempeñar una función en la forma en que saboreamos y metabolizamos los alimentos ricos en almidón, pero se necesita más investigación para comprender plenamente su impacto”, subraya el investigador.

Respecto a la conexión entre la variación genética de este gen y su impacto en la salud metabólica actual, Gokcumen dice que “aún se debaten los mecanismos exactos por los que el AMY1 afecta a la salud humana”.

Lo que esta investigación deja claro, recalca, “es que que AMY1 se ha mantenido e incluso duplicado adaptativamente para conferir algunas ventajas biológicas en el linaje humano por razones evolutivas”.

Agrega que “la variación en el gen AMY1 puede desempeñar una función en la forma en que saboreamos y metabolizamos los alimentos ricos en almidón, pero se necesita más investigación para comprender plenamente su impacto”.

Por último, afirma que “los efectos de la variación de AMY1 dependen en gran medida de la dieta. Por ejemplo, el número de copias de este gen puede tener un impacto mínimo en alguien que sigue una dieta cetogénica –baja en carbohidratos–. Nuestro estudio sienta las bases para comprender mejor estas complejidades”.

 

ALIMENTOS CON CARBOHIDRATOS 

Los carbohidratos se encuentran en alimentos que contienen almidón o azúcares tales como el pan, el arroz, la pasta, los cereales, las papas, las arvejas, el maíz, las frutas, el jugo de frutas, la leche, el yogur, los bizcochos, los caramelos, las bebidas gaseosas y otros dulces. 

El de los carbohidratos es un grupo de macronutrientes imprescindibles para nuestro organismo, que se pueden pueden dividir en tres categorías principales: azúcar, fibra y almidón. 

NOTAS DESTACADAS:

LOS JUEGOS DE MESA POTENCIAN UN CEREBRO ÁGIL Y SALUDABLE EN CHICOS Y GRANDES

Además de ser divertidos, los juegos de mesa ejercitan nuestro cerebro, potencializando los procesos cognitivos y otras habilidades socioemocionales en todas las etapas de la vida.

HERRAMIENTA INFORMÁTICA PERMITE AYUDAR A TRATAR ENFERMEDADES DE LA CONCIENCIA

Un desarrollo de científicos argentinos del CONICET y colegas de otros países, permitirá explorar nuevas terapias farmacológicas para desórdenes de la conciencia que aparecen al despertar de un coma por traumatismo cerebral, hemorragia interna u otras lesiones.