En Castelar, al oeste del Gran Buenos Aires, los chicos de un jardín de infantes exploran y observan el ciclo de vida de las mariposas monarca. La curiosidad y el deseo de conocer se transformaron en una experiencia educativa que convirtió el ambiente en un objeto de enseñanza.
En toda gran idea siempre anida una pregunta, o muchas preguntas. Estas revolotean en las mentes inquietas y curiosas, y suelen germinar cuando encuentran un oído atento o una mirada dispuesta a desnaturalizar aquello que por cotidiano termina resultando invisible.
Eso fue lo que les pasó a los niños que asisten al Jardín de Infantes
N° 925 de Castelar, en el partido de Morón, provincia de Buenos Aires, que se preguntaron por qué al jardín silvestre que tiene su pequeño edificio lo visitaban mariposas que en otros lugares ellos no veían. Esa fue la primera pregunta, la que encontró en Lorena Dionisio, maestra de sala, una propuesta: comenzar a investigar acerca de ese interrogante.
Para conocer más sobre las mariposas, se planificó el proyecto “Un mariposario para la sala”, proponiendo actividades que permitieran ampliar y profundizar los conocimientos de los chicos sobre distintos aspectos del ambiente natural. ¿Por qué proponer la indagación del ambiente social y natural? Reconociendo que los niños pequeños portan saberes acerca del ambiente en el que viven, han construido sus propias ideas a partir de las experiencias que han vivenciado, y también conocen sobre aspectos lejanos en el espacio o en el tiempo a través de lo que les ofrecen los medios de comunicación. “Reconocer este punto de partida es lo que permite en el jardín favorecer la reorganización y sistematización de esas ideas, promoviendo entonces que los chicos avancen en lo que saben, al mismo tiempo que acceden a mundos desconocidos”, explica Lorena.
Es muy interesante ahondar en el marco teórico de la iniciativa, basada –entre otros– en la mirada de Jerome Bruner, psicólogo y pedagogo estadounidense que impulsó la metodología del “aprendizaje por descubrimiento”. En ella, el alumno, motivado por la curiosidad, va adquiriendo conocimientos, resolviendo problemas y sacando conclusiones. Básicamente, pensar la escuela como puerta de la cultura, como apertura hacia otras realidades, mostrando que la propia no es la única posible. Nada más ni nada menos que ser coherentes con uno de los propósitos del nivel inicial, “que es el de ampliar los repertorios culturales de los alumnos, ofreciéndoles claves de acceso a través del conocimiento a otros mundos y horizontes”, como explican en la presentación del proyecto ante la Feria de Ciencias del distrito de Morón.
“¿Por qué en nuestro jardín silvestre hay mariposas?”. Esta fue la pregunta con la que plantearon el problema; a partir de ahí, se sucedieron distintas situaciones de enseñanza.
Sentados en grupo, Lorena les propuso a los niños armar un “mariposario” en la sala, lo que de inmediato disparó otra serie de preguntas: “¿Qué es?, ¿a qué les suena?”. Después de dejar registrado todo en un afiche, compartieron un video sobre mariposarios y su importancia.
“Les explicamos que para armar un mariposario, además de necesitar un lugar que contenga a las mariposas mientras crecen y se desarrollan, iban a necesitar plantas hospederas, que son plantas especiales en las que las mariposas eligen quedarse y reproducirse. En este caso, las mariposas del mariposario son las ‘monarca’, y sus plantas hospederas son las asclepias”, explica la maestra.
Pudieron entonces observar imágenes de este tipo de plantas que hay en la zona, escribir sus nombres en una cartulina, pegarla en la entrada del jardín y pedirles a las familias que, si tenían alguna de ellas, la llevaran para comenzar así con el hospedaje.
«Buscamos generar conciencia ambiental en los chicos, y que esta favorezca el cuidado de los ecosistemas locales». Lorena Dionisio
Una vez con las plantas adecuadas, se propuso armar la estructura del mariposario, realizado con bordes de madera y paredes de tul, y se escogió un lugar seguro para ubicarlo dentro del jardín. La maestra fue la encargada de conseguir huevos de mariposa.
Durante el transcurso de los días, fueron observando los progresos dentro del mariposario, registrando esos momentos a través de fotos, videos y cuaderno de registro o bitácora. Allí volcaron todo lo que sucedía.
MULTITAREA
Para desarrollar el proyecto, que se viene implementando por tercer año consecutivo en las tres salitas del jardín, se organizan en grupos. “Yo me quedo con un grupo en donde propongo buscar información acerca de las mariposas. En la mesa exploratoria se encuentran libros con material informativo, enciclopedias, diccionarios y libros de cuentos y poesías. Les doy la consigna ‘¿Cuáles de estos libros contienen información para saber más acerca de las mariposas?’. Los chicos exploran e identifican cuáles son los que corresponden y llegan a la conclusión de que los cuentos, por ejemplo, aunque tengan imágenes de mariposas, no nos pueden dar la información que necesitamos”, explica la maestra.
Junto con ella, los chicos realizan una lectura por sí mismos de las enciclopedias, marcan la información encontrada y la registran en un afiche para luego contarles a sus compañeros.
La actividad de investigación se realiza en la modalidad multitarea junto a propuestas de otros proyectos o unidades trabajados paralelamente. Además de investigar en diversos materiales bibliográficos, se propone tomar registros de la información recabada. Se les presentan imágenes de huevos de larvas y se les propone hacer una investigación on-line sobre los huevos y su proceso. Para ello, se apoyan en el recurso tecnológico que tienen a mano (en el jardín, cada niño dispone de una tablet) y también en un video acerca de la metamorfosis de la mariposa. “Unos investigan en los libros, otros toman registro de lo que fuimos hablando y yo intervengo en las mesas con el apoyo de las preceptoras”, explica Lorena.
COMPARTIR
Otro de los momentos clave del proyecto es el de compartir todo lo investigado en un panel informativo en la Feria de Ciencias del Jardín. Para ello preparan tres sectores, cada uno con su propuesta. Uno en el que están los dibujos que los chicos realizaron durante la experiencia. Cada uno con epígrafes cortos elaborados también por ellos. Un segundo sector en el que se realiza un montaje con las imágenes de todos los tipos de mariposas que hayan encontrado en una búsqueda conjunta con sus familias, recortándolas y pegándolas en un afiche; y un tercero en el que colocan imágenes de la metamorfosis de la mariposa en forma secuenciada, con los nombres de cada proceso. El final de la actividad consiste en unir los tres sectores y decidir entre todos qué poner en el panel informativo para que las familias de la comunidad puedan observar lo que estuvieron investigando.
Terminada esta actividad, se les propone liberar las mariposas del mariposario para que puedan seguir su rumbo, y observar si dejaron nuevamente huevos para comenzar otra vez el ciclo.
EL VERDE COMO DERECHO
“El objetivo del proyecto es principalmente generar conciencia ambiental en los chicos, que esta favorezca el cuidado de los ecosistemas locales y ayudar a difundir los beneficios del cultivo de plantas nativas. A medida que uno va cuidando su entorno, se va cuidando uno. Concebimos el verde como un derecho, el de poder sembrar, que los chicos puedan vivenciar que a partir de la tierra podemos alimentarnos, cuidar a otros y a nosotros mismos”, afirma Lorena.
El Jardín N° 925 posee una larga historia impulsando proyectos y actividades que tienen como centro el cuidado del ambiente, por eso en el municipio está catalogado como un “jardincito sustentable”.
Las mariposas de su mariposario hablan de eso. Son el resultado de un ciclo de vida maravilloso del que los chicos son activos participantes.
CÓMO COMUNICARSE:
Jardín de Infantes N° 925: Pergamino 2344,
Castelar, Morón, provincia de Buenos Aires.
Tel.: (011) 4624-6414.
Mail: [email protected].
MARIPOSAS MONARCA
Son las mariposas que crecen en el mariposario del jardín. La monarca es una de las mariposas más reconocibles y mejor estudiadas del planeta. Sus alas naranjas están entrelazadas con líneas negras y bordeadas con punto blancos. Aunque es nativa de América del Norte y del Sur, se ha extendido a otros lugares cálidos donde crecen las “asclepias”, sus plantas hospederas.
Más información en: sib.gob.ar/especies/danaus-erippus