Investigadores europeos pudieron reconstruir por medio de restos fosilizados de excrementos y vómito, cómo fue el auge de estas criaturas en los ecosistemas prehistóricos. Los científicos identificaron restos de alimentos no digeridos de plantas y presas, así como otros detalles de las partes internas de los fósiles, gracias a cientos de imágenes en 3D.
El trabajo fue realizado por paleontólogos de la Universidad de Uppsala (Suecia), en colaboración con investigadores de Noruega, Polonia y Hungría. Estos restos desvelan nuevas pistas sobre el papel ecológico de los dinosaurios durante las primeras etapas de su evolución. El estudio fue publicado en la revista Nature y reproducido por SINC.
Según el informe, los dinosaurios tardaron aproximadamente 30 millones de años en dominar la Tierra. Evolucionaron durante la parte media del período Triásico, hace entre 247 a 237 millones de años, pero su auge no llegaría hasta principios del período Jurásico. Cómo lograron desplazar a los tetrápodos no dinosaurios e imponerse en los ecosistemas sigue siendo objeto de estudio por la comunidad científica.
“El material de investigación se recopiló a lo largo de 25 años; nos llevó mucho tiempo descifrarlo en una imagen coherente”, afirma Grzegorz Niedźwiedzki, autor principal del estudio.
“Nuestra investigación es innovadora, decidimos comprender la biología de los primeros dinosaurios desde la perspectiva de sus preferencias alimentarias. Hubo muchos descubrimientos sorprendentes por el camino”, expresó.
Uno de ellos fue el contenido de los coprolitos de los primeros grandes dinosaurios herbívoros, los sauropodomorfos. Contenían grandes cantidades de helechos arborescentes, pero también muchos otros tipos de plantas y carbón vegetal. Este último se ingería para desintoxicar el contenido estomacal, ya que los helechos pueden ser dañinos para los animales herbívoros.
“Es probable que los dinosaurios herbívoros fueran más generalistas que los herbívoros especialistas que les precedieron, lo que les permitió adaptarse mejor a las nuevas condiciones ambientales”, apunta Niedźwiedzki.
También señala el trabajo que los tetrápodos no dinosaurios fueron desplazados por los ancestros omnívoros de los primeros dinosaurios, que evolucionaron para convertirse en los primeros dinosaurios carnívoros y herbívoros hacia el final de la era Triásica.
En este punto, los autores sugieren que los cambios ambientales relacionados con el aumento de la actividad volcánica pueden haber llevado a una gama más diversa de plantas de las que alimentarse, seguidas de la aparición de especies de herbívoros más grandes y diversas.
“Los primeros precursores de los dinosaurios eran omnívoros, y sus estrategias alimentarias oportunistas probablemente les hicieron muy adaptables a las condiciones cambiantes”, explica el científico.
Esto, a su vez, condujo a la evolución de dinosaurios carnívoros más grandes a principios del período Jurásico, y completó la transición a la dominación de los dinosaurios dentro del ecosistema.
El aumento de la actividad volcánica coincidió con importantes cambios climáticos y medioambientales durante el último Triásico. El supercontinente Pangea comenzó a separarse y se crearon nuevas vías marítimas internas y climas más húmedos en algunas zonas.