Investigadores de EE.UU. descubrieron que otro tipo de células del cerebro, los astrocitos, forman redes que regulan los circuitos de la memoria en colaboración con las neuronas. La investigación, publicada en la revista Nature y reproducido por SINC, es relevante porque cambia lo que se sabía hasta ahora de la formación de recuerdos y sobre el abordaje de patologías como el alzhéimer o el estrés postraumático.
Cuando se hablaba de memoria, hasta ahora en el mundo académico predominaba la idea de que conjuntos específicos de neuronas, denominados engramas, se activaban con el aprendizaje y almacenaban los recuerdos para posteriormente rememorar lo aprendido en cada experiencia relevante. El nuevo trabajo muestra que otro tipo de células del cerebro, los astrocitos, forman redes que regulan los circuitos de la memoria en colaboración con las neuronas.
El descubrimiento de sus autores, investigadores de la Facultad de Medicina de Baylor, en Houston (EE UU), cambia lo que se sabía hasta ahora de la formación de recuerdos y tal vez sobre el abordaje de patologías asociadas a la pérdida de memoria, como el alzhéimer, o el trastorno de estrés postraumático, en el que distintos sucesos se evocan repetidamente y son difíciles de suprimir.
Los científicos, liderados por Benjamin Deneen, descubrieron que los procesos de aprendizaje activan subconjuntos de astrocitos en el hipocampo que regulan la recuperación de memorias, lo que indica que estas células cerebrales participan también “en la manifestación física y la expresión de los recuerdos”.
Gertrudis Perea, que lidera el Laboratorio de redes neuro-gliales del Instituto Cajal-CSIC, dijo que “en concreto, (el trabajo) describe la existencia de grupos de astrocitos que, al igual que estas, se activan durante el proceso del miedo condicionado a un entorno específico, y cómo la activación de estas poblaciones de astrocitos era capaz de desencadenar la recuperación de recuerdos, incluso en contextos diferentes”.
Los astrocitos están ligados a las neuronas y tienen funciones esenciales en la regulación de la función de los circuitos neuronales, incluidos los asociados con el aprendizaje y la memoria. Además, exhiben una plasticidad dependiente de la experiencia, en la que sus estados de activación, respuestas transcripcionales y propiedades funcionales están sintonizados con los estímulos ambientales y los estados internos, recuerdan los investigadores.
“Tradicionalmente se pensaba que los procesos de la memoria dependían únicamente de las neuronas, específicamente de grupos llamados engramas. Este estudio muestra la existencia de subpoblaciones de astrocitos que participan directamente en su formación y recuperación”, apunta Perea.
Con forma de estrella (a lo que deben su nombre), los astrocitos son el tipo de células más abundantes en el cerebro, se encuentran muy cerca de las neuronas y participan en procesos que favorecen la transmisión de información (neurotransmisión) y la plasticidad de los circuitos cerebrales. Sin embargo, durante mucho tiempo se consideraron como células que proporcionaban soporte y nutrición a las neuronas.