El mate es compañero; amigo leal; promotor de encuentros; infaltable en las reuniones, viajes y paseos; beneficioso para la salud; rico y sabroso; y flexible a las combinaciones de las más variadas -con azúcar, con “yuyos”, como la peperina, o preparado usando un pomelo como recipiente-. El mate es parte de la cultura nacional y una seña de identidad, al punto que los argentinos lo llevan adonde vayan. Un ejemplo, de los más recientes entre las figuras internacionales del país, es la del piloto de Fórmula 1, Franco Colapinto, que anda por los Pits con el termo y el mate para todos lados y protagoniza alocadas historias intentando que sus colegas de otros países lo tomen. El mate -cuya centralidad se comparte con Uruguay- está adosado a los símbolos nacionales, como Maradona, Messi, el dulce de leche o el asado.
Su reconocimiento es un asunto particular. Como tantos símbolos populares, tardó en llegar. Recién en 2015 se instituyó un día (el 30 de noviembre) para celebrarlo. El mate, que se prepara con hojas de yerba mate, que son secadas, cortadas y molidas, preparado al que luego se le agrega agua -fría o caliente- lo consumen los guaraníes desde antes de la conquista española. Es decir, pasaron más de cinco siglos para que le otorgara un lugar de relevancia.
El 30 de noviembre, la fecha elegida para su conmemoración, es la del nacimiento del comandante guaraní Andresito (Andrés Guacurarí y Artigas), hijo adoptivo del caudillo federal José Gervasio de Artigas, e impulsor del cultivo de la yerba mate en Misiones, provincia de la que fue gobernador entre 1815 y 1819.
Andresito es, además, el primer y único -hasta ahora- gobernador aborigen de una provincia argentina. Participó de las guerras de la independencia argentina frente a los españoles integrando el Ejército del Norte que comandaba Manuel Belgrano y luego, al mando de Artigas, donde defendió el territorio nacional de la invasión de portugueses y brasileños.
Ya sea, amargo, dulce, caliente o en tereré, el mate es mucho más que una bebida; también es un aliado para la salud. “Su bajo contenido calórico y de sodio lo convierte en una opción ideal para quienes buscan una dieta equilibrada. Actúa como un poderoso diurético y antioxidante natural que ayuda a combatir la retención de líquidos y el estreñimiento. Es fuente de vitaminas del grupo B, esenciales para el funcionamiento del organismo, vitaminas C que ayudan al sistema inmunológico y de minerales como potasio, calcio y hierro. Asimismo, sus xantinas estimulan el sistema nervioso central, mejorando la concentración y los niveles de energía. Además, destaca por su función saciante, siendo inhibidor del apetito” explicó Ana Álvarez Tartaglia, licenciada en Nutrición de Boreal Salud (MP 1316).
LOS TIPS PARA PREPARARLO
1. Usar agua con la temperatura adecuada:
- La temperatura del agua es clave. No debe estar hirviendo; lo ideal es utilizarla con entre 70°C y 80°C.
2. Poner una cantidad adecuada de yerba:
- La yerba debe ocupar un 70% del recipiente.
3. Sacudir el recipiente para sacarle el polvillo:
- Sacudir el recipiente para extraerle la mayor cantidad de polvillo que sea posible.
- Generar un plano inclinado en la parte superior, de unos 45°. Allí es donde luego deberá agregarse el agua.
4. Poner agua lentamente:
- El agua debe vertirse con lentitud en la parte baja del plano inclinado. De ese modo, se aprovecha mejor el sabor y se evita que se “lave”, es decir que pierda rápidamente su gusto y propiedades.
A disfrutarlo.