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El huracán Helene generó “oleadas” en la atmósfera a 88 kilómetros de altura 

El poderoso huracán Helene, que azotó las costas de Florida, en Estados Unidos, en septiembre pasado, no sólo impactó allí, sino también en la atmósfera, a 88 kilómetros de altura. La violencia de estos fenómenos puede afectar a satélites, comunicaciones y otras tecnologías.

Helene tocó tierra en Florida el 26 de septiembre de 2024 con una marejada ciclónica récord de 4,57 metros de altura y vientos sostenidos catastróficos que alcanzaron los 225,31 kilómetros por hora, azotando los estados de Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia. Diezmó pueblos remotos en los Apalaches, dejó a millones de personas sin electricidad, servicio celular y suministros y mató a más de 230 personas. Helene fue el huracán más mortal que azotó el territorio continental de Estados Unidos desde Katrina en 2005.

Según un estudio de World Weather Attribution, el cambio climático provocado por el hombre aumentó las precipitaciones producidas por Helene en aproximadamente un 10% e intensificó sus vientos en aproximadamente un 11%. De este modo, la velocidad del viento generado por Helene creció unos 20,92 kilómetros por hora. Otro factor que potenció a este huracán habrían sido las altas temperaturas del mar que alimentaron la tormenta entre 200 y 500 veces. De acuerdo al mismo trabajo, las temperaturas del océano en el Golfo de México fueron aproximadamente 2 grados superiores a la media.

Pero un nuevo trabajo científico, en este caso producido por el Experimento de Ondas Atmosféricas de la NASA, reveló que el fenómeno no solo afecto el clima y la superficie terrestre sino también al clima espacial. El estudio registró enormes oleadas en la atmósfera, producidas por el huracán Helene. La información es clave porque advierte que estos episodios climáticos pueden interrumpir satélites y otras tecnologías.

El Experimento de Ondas Atmosféricas (AWE, por sus siglas en inglés) de la NASA pudo registrar enormes oleadas en la atmósfera, producidas por el huracán, a unos 88 kilómetros por sobre el suelo.

Estas ondas de gravedad atmosférica, visibles en las imágenes hechas públicas por el AWE como bandas concéntricas –artificialmente coloreadas en el vídeo en rojo, amarillo y azul– se extienden desde el norte de Florida y son similares a los anillos de agua que se forman al caer una gota en un estanque.

“Como anillos de agua que se expanden, las ondas circulares de Helene se ven ondulando hacia el oeste desde la costa noroeste de Florida”, explica Ludger Scherliess, investigador principal de AWE en la Universidad Estatal de Utah (EE UU).

Lanzado en noviembre de 2023 y montado en el exterior de la Estación Espacial Internacional, el instrumento AWE observa la Tierra en busca de ondas de gravedad atmosférica, patrones ondulantes en el aire generados por perturbaciones atmosféricas como tormentas violentas, tornados, tsunamis, ráfagas de viento sobre cadenas montañosas y huracanes.

Lo hace buscando fluctuaciones de brillo en coloridas bandas de luz llamadas luminiscencia atmosférica en la mesosfera terrestre. El estudio de AWE sobre estas ondas de gravedad creadas por el clima terrestre ayuda a la NASA a determinar cómo afectan al clima espacial.

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