La historia del superclásico del futbol argentino está repleta de historias. Una de ellas es una marca imborrable en el corazón “millonario”, pese a que se trata de un recuerdo pre-televisión y pre-redes sociales. El 8 de noviembre de 1942, en la Bombonera, River se coronaba campeón de primera división, al igualar con el Xeneize 2-2. Pasaron largos 82 años de aquella conquista, pero fue la primera de tres vueltas olímpicas de River en la cancha de su eterno rival y, por lo tanto, ocupa un lugar especial.
Además, fue “La Máquina”, un equipo que revolucionó el fútbol argentino en aquella gloriosa época del club, el que firmó la obtención de aquel logro.
Con Renato Cesarini como entrenador y una formación de lujo integrada por Barrios; Vaghi, Ferreyra; Yácono, Rodolfi, Ramos; Deambrosi, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau, River logró el bicampeonato de “La Máquina” con dos goles del legendario Adolfo Pedernera luego de ir perdiendo por 2-0 con un doblete de Bernardo Gandulla (Boca) en el primer tiempo. Ese empate le dio el título a River cuando aún faltaban tres fechas para el final del campeonato porque su escolta, San Lorenzo, perdió 3-1 ante Banfield.
River ganó aquel torneo con 46 puntos en treinta partidos: 20 triunfos, seis empates y cuatro derrotas. Y también fue el equipo más goleador, con 79.
Más de una década después, River volvió a festejar en La Boca, en 1955, cuando ganó por 2 a 1 con goles de Ángel Labruna y Roberto Zárate. Y la última vuelta olímpica en la Bombonera fue en 1986 con el Beto Alonso y la mítica la pelota naranja, en lo que fue un triunfo por 2 a 0 con un doblete del 10, su gran figura. En 1994 se podría haber repetido la historia del 86, ya que River visitó a Boca en su casa ya con el título consumado durante la semana previa, aunque en esa oportunidad el partido fue declarado por la Policía como «de muy alto riesgo» y entonces el campeón invicto del Tolo Gallego no pudo dar la vuelta como lo había hecho el equipo del Bambino Veira en el 86. River es el único equipo del futbol nacional que festejó más de una vez en el mítico estadio Xeneize.
A partir de aquel Apertura 94, los fixtures de la AFA nunca más incluyeron el superclásico en las fechas finales de un campeonato para evitar vueltas olímpicas visitantes.