Con la ayuda de análisis de ADN, muchas de las interpretaciones tradicionales sobre el género y los supuestos lazos familiares de algunas de las víctimas de la catastrófica erupción del Vesubio, que sepultó a la ciudad de Pompeya, en el sur de Italia, en el año 79, ha quedado al descubierto. Estos hallazgos permiten revelar la verdadera historia detrás de cada una de estas figuras convertidas en piedra.
«Los sexos de los individuos y las relaciones familiares no coinciden con las interpretaciones tradicionales, lo que ejemplifica cómo las suposiciones modernas sobre los comportamientos de género pueden no ser lentes confiables a través de las cuales ver los datos del pasado», describen los investigadores en declaraciones recogidas por el portal IFLScience y reproducidas por el portal DW.
Los autores de la investigación, encabezados por Elena Pilli, profesora del Departamento de Biología de la Universidad de Florencia (Italia), sugieren que ciertas narraciones que se han extendido a lo largo del tiempo sobre algunos de los residentes de Pompeya están lejos de la realidad y probablemente se basan en suposiciones modernas erróneas sobre cómo vivía la gente en el pasado.
Pompeya fue una ciudad romana desarrollada y sofisticada y quedó enterrada bajo metros de cenizas y piedra pómez después de una erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C. Sus habitantes fueron envueltos en cenizas, lo que permitió conservar su postura en el momento en que murieron.
Según explica IFLScience, con el paso del tiempo, los tejidos blandos de estas víctimas se fueron descomponiendo, dejando tras de sí cavidades huecas. Los investigadores aprovecharon para rellenarlas con yeso, creando moldes de estos pompeyanos fallecidos hace siglos. Precisamente son estos moldes de donde los autores del presente estudio pudieron extraer el ADN para sus investigaciones. Los moldes contenían pequeños fragmentos de material esquelético, de manera que sirvió para conocer más sobre la ascendencia, sexo y relaciones genéticas de un total de 14 individuos.
«Un ejemplo notable es el descubrimiento de que un adulto que llevaba un brazalete de oro y sostenía a un niño. Tradicionalmente esto ha sido interpretado como una madre y un niño, pero era un hombre adulto y un niño sin relación”, indica el autor del estudio David Reich.
El investigador hace referencia a la conocida como Casa del Brazalete de Oro, una vivienda descubierta en 1974 en la que se halló esta pareja, que se pensaba que formaban parte de una familia de cuatro miembros. Sin embargo, con este reciente análisis se ha demostrado que los dos adultos y los dos niños encontrados en este habitáculo eran varones sin parentesco.
«Ciertamente fue una sorpresa descubrir que la familia no era una familia y que al menos una de las dos niñas era un niño”, explicó David Caramelli, coautor de la investigación, a IFLScience.
También, el estudio permitió precisar el origen geográfico de las víctimas: «En general, fue interesante que descendieran principalmente de inmigrantes recientes del Mediterráneo oriental, lo que resalta la naturaleza cosmopolita del Imperio Romano”, concluyó Caramelli.