Con 97 años de historia, cumplidos en 2024, el Instituto Pascual Gentilini, forma parte de la red de escuelas agrotécnicas salesianas. Se levanta en la localidad de San José, en el departamento de Apóstoles, a unos 50 kilómetros de Posadas, en la provincia de Misiones. Explica la institución que “la educación que reciben (los alumnos) les proporciona herramientas para su desarrollo personal y crea un vínculo con la comunidad. Los productos que se elaboran, como mermeladas y yerba, sobrepasan el espacio de la escuela y tienen buena llegada entre los vecinos, fortaleciendo los lazos comunitarios y promoviendo prácticas sostenibles”.
Su rectora, Graciela Osipluk relata que “muchos de nuestros productos son elegidos por nuestros vecinos no sólo por la gran calidad del mismo, sino porque tiene un precio muy competitivo. A los chicos, ver el producto final en sus manos los motiva a querer aprender más y generar nuevos proyectos dentro de la escuela”.
El establecimiento, cuenta, “es un pilar en la vida de muchos jóvenes, especialmente para aquellos que llegan de contextos vulnerables. En ella reciben una formación integral que les permite explorar nuevas posibilidades y abrirse un futuro diferente. El conocimiento que adquieren es un recurso valioso que, al egresar, les permite insertarse en el mercado laboral o continuar su educación superior”.
La escuela tiene 176 estudiantes y desde hace unos años empezó a incorporar alumnado femenino, cuya proporción sigue creciendo, “apostando a una educación que garantice equidad de oportunidades y atendiendo a las necesidades de la zona”.
El Pascual Gentilini funciona en un predio que tiene una extensión de 7.200 hectáreas. Además de las aulas, la capilla, la biblioteca, la sala de informática, salones de usos múltiples y oficinas, cuenta con sectores dedicados a la producción de insumos para consumo propio y de la comunidad.
Respecto al funcionamiento de la institución, la información destaca que “desde las primeras horas del día, los estudiantes se sumergen en un entorno educativo que combina teoría y práctica. A través de talleres especializados, aprenden a manejar maquinaria agrícola, técnicas de cultivo y producción de alimentos, desarrollando habilidades que tienen un valor tangible en el mundo laboral. Este enfoque les permite adquirir conocimientos técnicos, al tiempo que les enseña la importancia de la responsabilidad y el trabajo en equipo”.
El colegio integra la iniciativa Por los jóvenes – Don Bosco, que “es una organización social, educativa y pastoral con foco en niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y comunidades en contextos vulnerables”.
Apunta, en esa línea, que el compromiso de Por los Jóvenes – Don Bosco “es fomentar estos proyectos educativos a lo largo y ancho del país, para que a través de la educación se transforme la realidad social de esos jóvenes y también muchos otros, que no son estudiantes de las escuelas agrotécnicas, sino que participan de diversos proyectos que tienen lugar en las casas salesianas de 22 provincias”.
“Las ganancias por la venta de los productos elaborados por los estudiantes de las escuelas agrotécnicas, desde Por los Jóvenes – Don Bosco, constituyen una línea de financiamiento que nos ayuda a sostener proyectos socio comunitarios, de inclusión educativa y de formación para el trabajo de jóvenes provenientes de comunidades en contexto de vulnerabilidad social y económica que están en la zona de influencia de las casas salesianas”, expresa Valeria Vivani, vicedirectora de Por los Jóvenes – Don Bosco.
La organización ofrece a las empresas la posibilidad de comprar estos “productos con impacto social”, tanto para regalar entre empleados y clientes, como para consumir en las oficinas corporativas. El catálogo se puede solicitar escribiendo a [email protected] o ingresando al siguiente LINK.