Sus orígenes se remontan a la época del Imperio Romano, en la que las mujeres usaban una banda de tela alrededor del pecho. El mosaico de la Villa Romana del Casale, en Sicilia, que data del siglo IV a.C., muestra una serie de chicas que llevan unas bandas de tela a modo de sujetador para hacer deporte. Su antecesor más cercano fue el corset, que se popularizó a partir del siglo XVI. Pero el corpiño moderno, como lo conocemos hoy, es heredero del movimiento reformista de la indumentaria que tuvo lugar en el siglo XIX.
Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), el primer sujetador moderno nació en 1866 y consistió en una versión hecha de cable y seda. En 1869, Herminie Cadolle crea un corset dividodo en dos partes: una para sujetar el pecho y otra para marcar la cintura. La parte superior sería conocida como el corselet gorge, el último paso antes del soutien-gorge, la palabra francesa para sostén. En 1893, Marie Tucek lanzó el primer sujetador con aro en los Estados Unidos, pero no vendió casi ninguno. La fecha que la industria le atribuye al primer diseño de corpiño es el 3 de noviembre de 1914, el día en que Mary Phelps-Jacobs patenta el “Caresse Crosby”. Según cuenta Carlos Manzoni en una nota del diario La Nación, Jacobos estaba en una fiesta de la alta sociedad y llevaba un corsé muy apretado que sobresalía por su vestido y la incomodaba. Entonces, le pidió a una doncella que la ayudara y juntas confeccionaron un sujetador con dos pañuelos unidos a partir de las cintas rosas del corsé. “Así, empezó a fabricar modelos para sus amigas y poco después vendió la patente a The Warner Brothers Corset Company”, detalla el artículo.
REACCIÓN A LOS CORSÉS
Distintos estudiosos de la historia de la moda, sostienen que el corpiño nace como reacción contra las limitaciones de los corses de la década de 1850. “La medicina y el feminismo empezaron a abogar por ‘sostenes’ más ligeros que permitirían a las mujeres hacer mejor la digestión y respirar con facilidad”, detalla una nota de la revista Vogue España. Se fabricaron prototipos de los primeros corpiños en Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Francia desde la década de 1850 hasta los años veinte del siglo pasado. En este periodo inicial, la nueva prenda seguía siendo toda una novedad. La silueta en S de la Belle Époque era más fácil de conseguir con corsés y fajas, porque afinaban la cintura. Pero, durante la Primera Guerra Mundial, el tipo de silueta fue cambiando. “A medida que el pecho perdía relevancia, el sujetador encajaba mejor con ese nuevo look, principalmente entre una élite joven”, detalla.
EVOLUCIÓN
Fue en los años 30 cuando los corpiños empezaron a tener muchas de las características que reúnen en la actualidad: letras para el tamaño de las copas, cierres de corchetes y tirantes regulables, etc. Factores como la mejora en la elasticidad del tejido, así como la variedad de colores y estampados, ayudar a popularizarlo entre las jóvenes. Pero un salto importante en su popularidad se dio cuando comenzaron a aparecer en las películas de Hollywood aquellos corpiños de pico que lucían las actrices más sexys de la época. Esto, más las campañas de marketing que lanzaron las grandes tiendas, lo terminaron de instalar en el público de clase alta.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el corpiño pasó a formar parte del uniforme que que recibían las militares, convirtiéndose pronto en la prenda interior estándar entre las mujeres trabajadoras de la clase media. “El sujetador torpedo de Jane Russel marcó la silueta más reconocible de esta prenda a lo largo de los años cincuenta”, relatan las historiadoras Jane Farrel-Beck y Colleen Gau, autoras de Uplift: the Bra in America.
En las décadas del 60 y 70 las connotaciones del corpiño habían cambiado. Se priorizaba la comodidad y la funcionalidad antes que el glamour y la sensualidad de las estrellas cinematográficas. Algunas feministas lo consideraron un ejemplo de la subyugación femenina a la mirada masculina y así lo demostraron en una icónica manifestación que realizaron durante la elección de Miss América en New Jersey, en septiembre de 1968, en la que algunas de ellas se quitaron el corpiño en señal de protesta.
En los 90 y 2000 se produce el retorno del corpiño con sex appeal, impulsado principalmente por la campaña “Hello Boys” de Wonderbra, que protagonizó la modelo checa Eva Herzigova, así como de la campaña de Victoria’s Secret. La revista Vogue consigna que el primer desfile de la casa de lencería fue en el Hotel Plaza de Nueva York en 1995, y que en 1999 se empezó a retransmitir por Internet. Detalla que ese año se emitió el anuncio durante el descanso de la Superbowl y dos millones de personas siguieron el desfile por la red. En 2001 se emitió por televisión por primera vez, alcanzando los 12 millones de espectadores. En esta época los diseñadores desarrollaron el concepto del corpiño como prenda de vestir.
Las últimas décadas se han caracterizado por su protagonismo en todas las variaciones posibles. Cerca de cumplir 101 años, todo indica que el corpiño está más vivo que nunca.
Historia del brasier: