El domingo 27 de octubre, este pequeño rincón del mundo donde el tiempo parece haberse detenido, cumplirá 110 años y promete ser una gran fiesta.
Aquí, en este pueblo rural ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Tapalqué, aseguran que las estrellas brillan más intensas y que el silencio solo se rompe por el canto de los pájaros, guardando entre sus calles polvorientas y casas de adobe y ladrillo, historias que se remontan a principios del siglo XX.
Hace unos días, Crotto fue designado como Pueblo Turístico, lo que abre puertas a nuevas posibilidades de desarrollo. Entre ellas, ser incluidos dentro de la agenda turística provincial, que gestiona la subsecretaría de Turismo de la Provincia. La decisión se tomó en base a su invaluable patrimonio cultural, la naturaleza que lo rodea y la calidad de su gente.
LA FIESTA
A partir de las 11 de la mañana se podrá disfrutar de la fiesta para la cual se organizó un acto protocolar con la participación de instituciones de la localidad, paseo de artesanos y emprendedores, venta de carne asada y paseo gastronómico y espectáculos artísticos.
UNA HISTORIA LIGADA AL FERROCARRIL
Crotto nació a la vera del ferrocarril, creciendo al ritmo de las locomotoras que escupían humo y traían consigo el progreso y el movimiento. Los primeros habitantes, atraídos por la promesa de una nueva vida, levantaron sus hogares cerca de las vías, soñando con un futuro mejor.
“Pero hoy no es solo un pueblo, es un personaje con historia propia”, aseguran los organizadores de la fiesta de los 110 años. “Su nombre, heredado de una antigua familia de hacendados, esconde un curioso detalle. Los lugareños, con una sonrisa pícara, suelen aclarar que son de ‘Crotto’ con dos ‘t’, para diferenciarse de aquellos que, durante la gobernación de José Camilo Crotto, fueron beneficiados con pasajes gratuitos en tren, a los cuales denominaba crotos”, consignan en su comunicado de prensa. Se refieren al Decreto 3/1920 sancionado por el gobernador bonaerense Crotto, que autorizaba y permitía a los peones rurales (también llamados peones golondrinas, ya que migraban como esas aves) a viajar gratis en los vagones de trenes cargueros, para trasladarse entre las diferentes localidades desde Buenos Aires o ciudades hacia el interior.
“El tren, ese gigante de hierro que cruzaba los campos, era el corazón de la vida cotidiana. Traía noticias del mundo, productos que no se encontraban en la zona y, sobre todo, conectaba a los vecinos con otras ciudades. Era el medio por el cual los jóvenes partían a estudiar, los enamorados se escribían cartas y los viajeros llegaban con nuevas historias. Sin embargo, como muchas otras pequeñas estaciones, esta también sufrió las consecuencias del progreso. Con el tiempo, el tren dejó de ser el protagonista y las vías se llenaron de maleza. El pueblo, que había crecido al ritmo de las locomotoras, comenzó a sentir el peso del olvido”, cuentan sobre su derrotero, similar al de muchos otros pueblos nacidos al calor de las locomotoras.
Actualmente, la estación de Crotto es un museo donde se guardan los recuerdos de un pasado que no se quiere olvidar. Allí, entre viejas fotografías y objetos cotidianos, se revive la historia de un pueblo que, a pesar de los cambios, conserva su esencia y su encanto.
PUEBLO TURÍSTICO
Visitar la pequeña localidad, con sus 300 habitantes, es como viajar en el tiempo. Además del Museo Municipal Comunitario (ex-Estación de Trenes), se puede visitar la “Esquina de los almacenes” con la Vieja Fonda y el Almacén de Ramos Generales y la Plaza Central, donde se encuentra la estatua de La Mujer Campesina, que una vez al año es el centro desde donde se celebra la Fiesta de la Mujer Campesina.