Organismos oficiales y ONG unen sus esfuerzos para el rescate, la rehabilitación y la reinserción del cardenal amarillo, una especie en peligro.
Foto: Alianza Cardenal Amarillo Entre Ríos
Puede parecer que la liberación de 19 pajaritos en una reserva del noreste de Entre Ríos tras ser rehabilitados durante casi un año después de ser decomisados no tenga un gran impacto en el ambiente ni sea un proceso complejo. Pero llegar a este punto requirió la activa participación de la organización Aves Argentinas, la Fundación Temaikèn, el Conicet y el INTA, además de la intervención de las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires, el Ministerio de Ambiente de la Nación, la Policía Federal y la Municipalidad de Federal, distrito donde fueron liberados.
Se trata de cardenales amarillos, una especie que habita en Brasil, Uruguay y Argentina, con poca presencia en los primeros dos, y está en peligro: se estima que quedan entre 1000 y 3000 individuos de esta especie en total.
“El cardenal está en la Argentina en toda la zona del Espinal, entrando también en la ecorregión del Chaco Seco y del Monte. Eso implica Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, el norte de Córdoba, San Luis, Mendoza, Río Negro, La Pampa y el sur de Buenos Aires”, explica a Convivimos Rocío Lápido, coordinadora del Proyecto Cardenal Amarillo y del Proyecto Selva de Montiel de Aves Argentinas.
“Es como una especie paraguas. Las especies que están en peligro de extinción, que encima son vistosas, como el cardenal amarillo, y conocidas, nos cuentan un problema: el tráfico de fauna, la pérdida de ambiente, el desmonte, la transformación de los campos y el mal manejo. Entonces, protegiendo al cardenal estamos intentando proteger también a un montón de otras especies vegetales y animales de los ambientes donde viven”, continúa.
Aves Argentinas lleva adelante el Proyecto Cardenal Amarillo desde 2015, cuando, preocupada por el estado de las poblaciones de pájaros y su ambiente, advirtió que esta especie en particular necesitaba protección y la identificó como prioritaria. Fue entonces que, de la mano de los organismos provinciales, se alió con las fuerzas de fiscalización, investigadores y científicos para armar una estrategia de trabajo para los ejemplares que provenían del tráfico y quedaban alojados en los centros de rescate zoológicos. El foco de la organización también está puesto en la educación y el fomento a la creación de áreas protegidas.
Hoy Aves Argentinas es el engranaje clave en un grupo de trabajo multidisciplinario con un plan de manejo conservacionista para reinsertar estas aves. En el caso de la provincia de Entre Ríos, firmó un acuerdo con la Dirección de Áreas Naturales Protegidas de la Secretaría de Ambiente y la Dirección de Recursos Naturales de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, y la Fundación Temaikèn.
“Consideramos que no podíamos dejar pasar la oportunidad de darles un buen fin a esos individuos y, por otro lado, de formalizar la relación con organizaciones comprometidas”, expresa Alfredo Berduc, director de Áreas Naturales Protegidas de Entre Ríos. Esta provincia tiene a cargo más de un millón de hectáreas que conforman 27 áreas naturales protegidas y siete especies que fueron nombradas Monumento Natural Provincial, entre las cuales se encuentran el tordo amarillo, el cardenal azul y el cardenal amarillo.
Luego de la incautación, los cardenales fueron llevados a la reserva El Potrero, un área protegida privada en Gualeguaychú, donde recibieron atención primaria y más tarde fueron trasladados al Centro de Recuperación de Especies de Temaikèn (CRET) para completar su recuperación.
El proceso de recuperación de los individuos incluye cuarentena estricta, controles veterinarios de salud y rehabilitación comportamental en el CRET. Temaikèn tiene desde 2017 un proyecto de conservación específico para la especie y logró reinserciones exitosas en diferentes partes del país.
“Algunas aves, cuando pasan mucho tiempo en cautiverio y por la alimentación, desarrollan enfermedades como hígado graso. La mayoría, al estar en jaulitas, dejan de poder volar porque no tienen musculación o dejan de identificar a un predador o de saber cómo conseguir la comida”, aporta Berduc.
“Se hace un ejercicio de aversión a predadores para que cuando se encuentren con un halconcito colorado, por ejemplo, que es uno de los predadores del cardenal, huyan de él. A medida que vamos mejorando el trabajo de los animales en cautiverio, vemos que los resultados de sus liberaciones y sus reinserciones en la naturaleza son más exitosos”, asegura Lápido.
GENÉTICOS
“Nos aliamos con un laboratorio del Conicet de la UBA que estaba estudiando la genética de los cardenales, y lo que descubrió es que los del Litoral tienen diferencias genéticas con los del oeste”, aclara Lápido.
Como en este caso los cardenales incautados fueron obtenidos de un acopiador que había capturado animales de diferentes zonas del país, fue fundamental que Temaikèn, en convenio con el INTA, pudiera hacerles análisis genéticos para averiguar a qué poblaciones pertenecían. Así es como se descubrió que uno de los pájaros procedía de Mendoza, adonde ya fue devuelto.
Referentes locales del Centro de Investigación Científica y de Transferencia Tecnológica a la Producción (CICYTTP, Conicet) junto a técnicos de Aves Argentinas fueron los encargados de encontrar los sitios óptimos para reinsertar a los cardenales recuperados y son también quienes llevan adelante un monitoreo colocándoles anillos de colores para poder identificar a los individuos una vez en libertad. Los especialistas observaron que los cardenales están sobreviviendo y nidificando, lo que es un indicador de buena salud.
El grupo de cardenales liberados en noviembre incluyó dos que estaban recuperándose en el CRET y provenían de un decomiso de Tucumán. El estudio genético determinó que estos también eran originarios del Litoral, por lo que los soltaron a todos juntos en el mismo lugar. Del grupo de aves decomisadas a principios de 2022 todavía hay algunas en recuperación que serán devueltas a la naturaleza durante el próximo otoño.
RESGUARDAR LA SELVA
La selva de Montiel es una reserva de usos múltiples en el norte de Entre Ríos, un área única con campos ganaderos compatible con la conservación. Las 110.000 hectáreas que la componen están formadas por bosques bajos, praderas y palmares surcados por arroyos y bajos inundables donde habitan algunas de las especies más amenazadas del Cono Sur, como el aguará guazú, la rana tractor y el cardenal amarillo. Aves Argentinas, la provincia y otras organizaciones están trabajando en su implementación.