Luego de años de espera, Messi10 by Cirque du Soleil se estrenó finalmente en la Argentina. Pasó por Salta y Rosario, y el mes que viene llega a la ciudad de Buenos Aires.
Fotos: IStock
En el minuto 81 de la final del mundo, Kylian Mbappé manda su volea al fondo del arco argentino y empata el partido. Lionel Messi siente el impacto, deja caer su cuerpo hacia delante, vencido, pero a mitad de camino retoma el control de sus actos y se yergue, aún con la mirada en el piso. El gesto encierra lo que él mismo espera que se recuerde de su figura cuando finalmente se retire del fútbol profesional: “Pase lo que pase en el camino, hay que intentarlo. Que ese sea el mensaje”, dijo en una entrevista a la TV Pública este año.
La copa del mundo redondeó una carrera plagada de éxitos, quitando el que acaso fuera el único punto oscuro en una historia de ensueño. Haber desbloqueado el último logro que le era esquivo le dio a Messi, quizás, unanimidad.
Sin eso, de todos modos, su talento descomunal y esa forma de moverse con la pelota como si fuera Neo en Matrix, a una velocidad diferente al resto, lo erigieron no solo como uno de los más grandes futbolistas de la historia, sino como un artista. Eso detectó el equipo creativo del Cirque du Soleil cuando decidió montar un espectáculo en torno de su figura, el primero que dedica a un deportista.
En 2017, mientras la compañía trabajaba en su primer show vinculado a ídolos de nuestro país (Sép7imo día – No descansaré, basado en el recorrido de Soda Stereo), el productor argentino Afo Verde soltó el nombre de Messi como un disparador a través del cual no solo contar una historia individual, sino transmitir la atmósfera y la pasión del deporte más popular del mundo.
“Lo elegimos por lo que él representa en su totalidad: no solo es un deportista de excelencia, sino que su humildad, su sencillez y su camino completan el paquete. El espectáculo necesitaba más que solo una figura talentosa. Crear un show de estas características implica profundizar y encontrar elementos más allá de lo que vemos todos”, explica Sergio Lavié, productor ejecutivo de Messi10.
Desde que la idea llegó a Messi y su entorno, el jugador se implicó más allá de simplemente ceder su nombre. Fue una parte activa de la creación del show, una pieza más en una construcción colectiva. Sobre todo, señaló la manera en la que quería que se representaran algunos aspectos clave del relato, con especial énfasis en el apoyo de su familia y la importancia del entrenamiento y la dedicación. Ya en ese entonces, tal como declararía luego del Mundial de Qatar, habitaba en él la idea de que su legado debía asociarse más al esfuerzo y la perseverancia que al talento excepcional. Quizás se trate de un gesto de pudor de quien sabe, aunque no admitirá, que por más trabajo duro y mentalidad ganadora, el 99 por ciento de sus colegas jamás será capaz de igualarlo. El mayor mérito de Messi fue poder gestionar un talento inconmensurable, ser capaz de contener esa llama sin permitir que el fuego lo consuma, usarlo siempre a su favor.
El espectáculo, sin embargo, no es una biografía ni hace un recorrido lineal por la vida del astro, sino que se inspira en los valores y las cualidades que lo convirtieron en estrella mundial. Con eso en mente, crearon algunos conceptos generales, que se representan equilibrando elementos anclados en la realidad y la abstracción artística propia de la compañía. Messi, literalmente, flota en el aire, como personaje interpretado por decenas de artistas y como un aura que envuelve a todos los presentes.
“Desde antes de entrar al show, ya miraba los videos de Leo, siempre fue mi jugador favorito. Por el espectáculo tuve la oportunidad de verlo en persona dos veces, y fue un sueño. En la premier mundial en Barcelona, nos vimos cara a cara y pude abrazarlo, así que ya estoy realizada para el resto de mi vida”, se entusiasma la freestyler chilena Catalina Vega, parte del staff de artistas que dan vida al show. Es un ejemplo de otra particularidad de Messi10: los artistas son, a su vez, fans de la figura que inspira sus movimientos en escena.
Messi10 vio la luz en 2019, en un mundo prepandemia, con un Messi que parecía destinado a jugar por siempre en Barcelona y a quien los títulos con la selección se le negaban. Otro mundo. Ya había, sin embargo, una historia que contar: la de un chico rosarino que no podía crecer, que soportó un tratamiento doloroso e incómodo para que su cuerpo se estirase lo suficiente como para transportar un talento fuera de serie. “Hay un 10 en cada uno de nosotros” es el lema del show.
El impacto de los últimos años en la historia de Messi se hizo, de todos modos, imposible de soslayar. Escaló a la estatura de mito, acalló casi todas las voces críticas que todavía orbitaban alrededor de su figura y, como sostienen los más jóvenes en redes sociales, haciendo un paralelismo con los videojuegos, consiguió completar el fútbol. Ya no hay más niveles a los que subir, no quedan territorios por cruzar ni villanos por vencer. De esa manera lo comprendió él mismo, que ahora se encuentra en una etapa de reposo del guerrero, disfrutando de lo que le gusta hacer, sin presiones y dedicando aún más tiempo a su familia en Miami.
“Desde su concepción, el show siempre se pensó como un espectáculo dinámico. Leo sigue escribiendo su historia y, por lo tanto, el show evoluciona junto con él. Es parte de la esencia de Messi10”, cuenta Lavié. Las primeras incorporaciones se dieron luego de su salida de Barcelona hacia París, con un puñado de elementos que dieron cuenta del cambio. El Mundial y su magnitud impusieron retoques mayores, y la presencia de la Argentina ganó terreno, pasando más al frente de la escena.
“Para los futboleros está bien, es un ambiente conocido por la vestimenta y los elementos de cancha. A diferencia de otros shows del Cirque du Soleil, en los que no está claro quiénes ni de dónde son los personajes, ni tampoco a qué se dedican, en este es más evidente: hay futbolistas, un árbitro. Y la música está buenísima, suena hasta una chacarera”, opina Álvaro Teruel, integrante de Los Nocheros, que fue a la inauguración del show en la Argentina, en la ciudad de Salta.
La música, precisamente, es otro de los puntos en los que participó activamente el 10 del equipo argentino. Lo que se escucha durante el espectáculo es una selección curada por él mismo. José Manuel Pinto, exarquero de Barcelona y amigo de Messi, es DJ y productor musical. Él creó dos pistas para el espectáculo, para los actos “Gaming” y “Visión”. Los Fabulosos Cadillacs, Los Cafres y Dread Mar I son algunos de los artistas argentinos que se escuchan en medio de los arreglos y las composiciones que lideró Hugo Montecristo.
Luego de aquel estreno en Barcelona, cuando la ciudad catalana era el hogar y el refugio de Lionel en una época en la que persistía una cierta hostilidad de parte del entorno futbolero en la Argentina, el show pasó por Doha (a solo 20 kilómetros del estadio donde se consagraría campeón del mundo tres años más tarde) y Riad (Arabia Saudita). Tras el impasse pandémico, llegó el momento de los shows en la Argentina: en Salta vendió más de 50 mil entradas y se transformó en un suceso cultural y turístico. A la ciudad del norte arribaron desde distintas provincias para ser parte del fenómeno. El mes pasado, llegó el turno de Rosario, la ciudad natal del astro, y en octubre la gira nacional finalizará en la ciudad de Buenos Aires.
Tanto el Cirque du Soleil como Messi son fenómenos universales, con fanáticos alrededor de todo el mundo. La combinación poderosa entre ambas expresiones del arte no exige una nacionalidad específica para disfrutarlas. A pesar de ello, hay un componente sentimental y simbólico extra que fue evidente en el paso de Messi10 por el país. Lo señala el propio Lavié: “Es un espectáculo que, sin dudas, impacta al público de cualquier lugar. Es tecnológico, innovador y acrobáticamente espectacular. Sin embargo, lo que sucede en la Argentina no ocurre en ningún otro lugar, y sobre todo en este momento postmundial. El público argentino es único y le añade al show mucha fuerza. Hay muchos momentos de interacción, y la efusividad argentina definitivamente potencia lo que se ve en escena”.
Así como las suscripciones a AppleTV+ se dispararon para poder observar las últimas pinceladas profesionales del gran ídolo en Miami, concurrir a una función de Messi10 es una forma de sumergirse en el corazón de uno de los acróbatas que más emocionó a los argentinos, aquel que hizo parecer sencilla esa danza que practicó con la pelota, que tuvo como acompañantes involuntarios a centenares de rivales, que lo sufrieron en su momento y hoy agradecen haber compartido espacio con una figura de este calibre. “El show nunca para, al igual que Leo. El espectáculo tiene transiciones rápidas y es muy dinámico, avanza con mucha fuerza. Messi es muy determinado y le pone mucha garra, y eso mismo se transmite en cada acto y en la pasión que ponemos todos los artistas al hacer Messi10”, compara Cata Vega.
No es parte del show, pero aquello que explica el fenómeno bien podría resumirse en las palabras del relator inglés Peter Drury el 18 de diciembre de 2022: “Lionel Messi conquistó su cima final. Se dio la mano con el paraíso. El pequeño niño de Rosario, Santa Fe, acaba de lanzarse al cielo. Se sube a su propia galaxia. Tiene su momento cúlmine. Él siempre fue la diferencia. Mientras se enamora del objeto en el mundo que su corazón desea, es difícil escapar a la suposición de que se redimió a sí mismo. El más grande de todos los tiempos”.
EL SHOW EN NÚMEROS
Messi10 viaja por el mundo en 23 contenedores que transportan 267 toneladas de equipamiento que incluye equipos, vestuario, utilería y material acrobático, entre otros. El escenario, diseñado como una cancha de fútbol reimaginada, mide aproximadamente 41 metros de largo por 14 metros de ancho. El montaje del show toma entre 2 y 5 días. El espectáculo cuenta con 2 pantallas móviles de alta definición que miden 2,4 metros de alto por 11 metros de largo, con más de 1,25 millones de píxeles de alto brillo (y que pesan más de 2 toneladas). El grid (parrilla) pesa 23 toneladas y sostiene unas 25 toneladas de equipamiento de luces, video y audio. El show contiene más de 200 kilómetros de cables y aproximadamente 6000 ruedas. Hay 101 pelotas en el escenario durante cada presentación, y cientos de pelotas en el backstage para back up y entrenamientos. Trabajan 32 artistas en escena, un equipo técnico de 21 personas y un staff de soporte de 10.