El primer banco de bicicletas en Latinoamérica, con presencia en varios lugares de nuestro país, promete transformarse en una iniciativa global.
La pandemia significó, para muchos, grandes pérdidas y, para otros, el disparador de ideas brillantes, sustentables ambiental y socialmente. Este fue el caso de Julio “Coco” Antuñano, presidente de la asociación Voy en Bici Argentina, quien en enero de 2020 vio en la bicicleta una solución accesible y oportuna.
Según la Carta de la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow en 2021, “los vehículos de carretera están contaminando nuestro aire a niveles sin precedentes, matando a unos siete millones de personas en todo el mundo cada año”. La carta, firmada por 350 organizaciones y dirigida a los gobiernos para incitar su compromiso con el ciclismo en sus países, asegura que esta actividad “representa una de las mayores esperanzas de la humanidad para un cambio hacia un futuro sin carbono”.
La bicicleta es un medio sustentable, económico y saludable. Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se reducen en un 62 por ciento por cada viaje que evita el uso de un automóvil. Cambiar el auto en las ciudades por caminar y andar en bicicleta, incluso solo un día a la semana, puede reducir la huella de carbono en media tonelada de CO2 durante un año, indica la misma carta.
Una de las organizaciones firmantes de esta iniciativa fue Voy en Bici Argentina, a cargo del primer Banco Mundial de Bicicletas, que fue lanzado en octubre del año pasado en Bilbao, España, con la esperanza de que el caso local se replique en todo el mundo.
“La bicicleta pegó muchísimo. El cambio climático y la sustentabilidad le dieron una vuelta de rosca que no tenía. Ahora es cool andar en bicicleta”, comenta a Convivimos Antuñano.
La iniciativa del Banco Mundial de Bicicletas tiene sus raíces locales, con la economía circular como centro, puesta en práctica en zonas del conurbano bonaerense con grandes contrastes, pero también grandes oportunidades. Oriundo de Pilar (provincia de Buenos Aires) y con la experiencia de otras iniciativas comunitarias, Antuñano conocía muy bien, allá por 2020, la problemática detrás de las organizaciones con las que trabajaba.
“Voy en Bici nació como un proyecto de inclusión para solucionar el transporte social a las familias más vulnerables”, relata. “Cuando consultaba a las personas cuánto gastaban en transporte público para ir a limpiar una casa o cortar el pasto, me decían que tomaban dos colectivos, y esto representaba entre el 12 y el 17 por ciento de lo que ganaban en el mes”, agrega.
“La gente en plena pandemia estaba en negro, no era esencial, no podía tomar transporte público, no podía justificar que iba a trabajar porque no estaba dentro del sistema. ¿Cómo salía? La única forma era en bicicleta”, continúa.
Fue entonces que decidió abrir los primeros dos bancos de bicicletas en Pilar y en la ciudad de Buenos Aires. En Villa Soldati (CABA) trabaja con el comedor Juana Azurduy en el Parque Indoamericano. Su encargado es responsable de armar una lista de las personas asistidas que necesitan tomar un transporte para ir a trabajar, que son quienes recibirán una bicicleta.
La primera bicicleta fue para un joven que consiguió trabajo como delivery, una ocupación que creció mucho en 2020. Antuñano aclara que la bicicleta no se regala, sino que se da por un tiempo hasta que la persona pueda devolverla para un nuevo uso. El sistema genera inclusión y pertenencia, y no registra vandalismos.
Todas las bicicletas, tanto de chicos como de adultos, son donadas y almacenadas para su reparación en un centro de almacenamiento prestado por la ONG Proyectar. Su destino puede ser un comedor, una persona con discapacidad, un adulto mayor, un merendero u otra organización social. También las prestan a familias de bajos recursos con fines recreativos por una semana.
Esta organización local con proyección global cumple con nueve de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados como metas de la ONU, y el proyecto fue presentado ante la Embajada de la Unión Europea en Argentina y en Euroclima, entre otros espacios internacionales.
OFICIO Y REINSERCIÓN
Voy en Bici es responsable del primer banco de bicicletas en una cárcel en el mundo. Hace un año funciona en la Unidad Penitenciaria 48 de San Martín, provincia de Buenos Aires, junto con la Fundación Espartanos. Los internos que tienen salidas transitorias con pulsera o que están por salir pronto pueden hacer un curso de ayudante auxiliar de bicicletería que afuera se traducirá en una inserción sociolaboral. Ellos reparan las bicicletas que luego irán a merenderos de la zona. Antuñano pide apoyo para replicar la iniciativa en todas las cárceles de nuestro país.
La organización también tiene convenios con Neuquén, provincia en la que se propone hacer bancos de bicicletas en todos los municipios. Ya empezaron por la ciudad capital y Villa La Angostura, donde trabajan con escuelas técnicas. Y recientemente firmó un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la ciudad de Buenos Aires para iniciar el banco de bicicletas en el Barrio 31.
Las bicicletas también llegan a escuelas rurales y comunidades de pueblos originarios, como es el caso de la Aldea Guaporaity en el monte misionero, y son solicitadas desde zonas bien alejadas como Belén (Catamarca), lugares a los que la organización no puede llegar por el costo logístico que implica.
Los proyectos de Voy en Bici no terminan acá. Antuñano quiere lograr que las ciclovías salgan desde las villas, avanzar hacia las otras comunas de la ciudad de Buenos Aires, llegar a la localidad de La Plata y generar bancos en escuelas rurales del interior. También está en conversaciones con la Municipalidad de San Isidro para que las bicicleterías que empleen a una persona que haya hecho un curso con la asociación, estén exentas de ciertos impuestos municipales. Mientras tanto, busca el acompañamiento de empresas que puedan financiar la compra de utilitarios para llevar las bicicletas a los rincones más olvidados de la Argentina.
EN 15 MINUTOS ESTOY
Últimamente se viene hablando de que la ciudad ideal será “la de los 15 minutos”, donde todo lo esencial, desde el trabajo hasta los servicios de salud, alimentación, educación y recreación, no esté a más de ese tiempo de distancia en bicicleta o a pie. Tener todo cerca combatiría el calentamiento al minimizar el uso del auto y el transporte público. Este es uno de los temas que se plantean las ciudades que luchan contra la crisis climática en el C40, cuyo comité directivo integra Buenos Aires.