Se multiplican las acciones de conservación y restauración de estas áreas naturales vitales para la vida de la fauna local y la mitigación del cambio climático.
Foto: IStock
La Argentina es uno de los países con las tasas más altas de deforestación en el mundo y el segundo foco de deforestación de Sudamérica después del Amazonas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Nuestro país cuenta con 536.545 km² de bosques nativos, según datos oficiales, con la mayor superficie en Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa. Estamos hablando de una fuente de recursos naturales imprescindible para la salud del aire, porque fija el carbono y produce oxígeno, y de la fauna local, que protege a las cuencas hidrográficas, evitando grandes inundaciones y resguardando el suelo. Además, son el pilar de muchas economías provinciales basadas en la madera, el papel, las fibras textiles, la miel, los frutos y el forraje, entre otros, y tienen un rol vital en la mitigación del cambio climático y sus consecuencias.
“Hoy los bosques son grandes sumideros de carbono. Con la degradación y la deforestación en los bosques nativos, el cambio climático empeora aún más”, señala a Convivimos Fátima Corbi, CEO del Grupo de Manejo Forestal Latinoamericana S.A. (GMF), dedicado al desarrollo de proyectos forestales con foco en la captura de carbono.
En las últimas décadas, la Argentina experimentó una importante disminución de sus bosques nativos. Un informe de Greenpeace denunció que solo durante 2021 se deforestaron más de 110.000 hectáreas en el norte y que desde 1998 ya son siete millones las que se perdieron en todo el país, sin contar las afectadas por los incendios del Litoral.
La expansión y la diversificación agropecuaria, en especial la agricultura y la ganadería intensivas, y en menor medida la agricultura de subsistencia, los incendios, el sobrepastoreo, el desarrollo de infraestructura y la sobreexplotación de los recursos forestales son las causas de la pérdida de cobertura boscosa. En contra de esto, avanzan las acciones para conservar los bosques y restaurar los hábitats perdidos.
PLANTACIONES EN CHACO Y MISIONES
El Gran Chaco es uno de los principales frentes de deforestación a escala global, según la Organización Mundial de Conservación (WWF). En la zona entre el Parque Nacional Chaco y la Reserva Provincial de Colonias Unidas se está trabajando para crear un corredor de conservación que conecte los diferentes ecosistemas asegurando el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos, y permitiendo que los animales puedan moverse libremente de un área protegida a otra.
Este programa, que lleva adelante la Fundación Vida Silvestre (FVS), está restaurando más de 30 hectáreas con especies nativas –quebracho, lapacho, algarrobo, espina corona, entre otros–, mientras mejora la calidad de vida de los habitantes de las comunidades rurales vecinas promoviendo actividades productivas compatibles con la conservación. El proyecto incluye también equipamiento para el acceso al agua y capacitaciones sobre su uso eficiente.
En tanto, en la localidad de Comandante Andresito, en Misiones, FVS –en conjunto con la comunidad– restauró y recuperó la cobertura forestal en los bordes de los arroyos, plantando 30.000 árboles en 70 hectáreas.
Desde principios de los 80, en esta región se promovió la conversión de la selva a áreas de cultivo para establecer poblaciones rurales, lo que hizo que gran parte de sus suelos perdieran su capacidad productiva y aún hoy se siga deforestando en busca de nuevas áreas para plantar.
La iniciativa de la ONG también generó fuentes de trabajo e ingresos, y la posibilidad de abastecerse de la madera de estos árboles mediante manejo sostenible sin necesidad de volver a deforestar la zona.
Entre Andresito y San Pedro, donde FVS también está presente, la organización prevé restaurar más de 120 hectáreas de selva misionera este año con especies nativas. Esta labor se suma a las 345 hectáreas ya reforestadas junto con más de 115 familias de productores locales en los últimos 14 años.
CAPTURA DE CARBONO EN JUJUY
En el departamento de Santa Bárbara, Jujuy, se encuentra Corredor de los Cedros, un proyecto de captura de carbono a través de la recuperación de bosques nativos que lleva adelante GMF con la inversión de empresas que buscan compensar sus emisiones.
Una de las principales causas de degradación de las yungas jujeñas es el aprovechamiento ilegal del bosque nativo, y este campo en particular sufre una alta presión de deforestación y degradación. Este emprendimiento se realiza desde 2020 en 450 hectáreas y tiene un potencial de captura de carbono de 63.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), que se irá monitoreando durante diez años.
Ahí se implementan prácticas de silvicultura (formación y cultivo de bosques), enriquecimiento de especies nativas, restauraciones y clausuras de áreas para evitar la degradación, en paralelo con otras medidas de mejora del hábitat como la instalación de cámaras trampa para registrar la biodiversidad. También se extrae de modo sustentable madera de alto valor comercial y se genera empleo dando prioridad a los productores locales y brindando capacitaciones en aspectos ambientales y técnicos en el manejo forestal.
“Esto representa un cambio de paradigma donde el propietario del campo, en vez de desmontar el bosque nativo para el desarrollo de otro tipo de negocio, recibe una inversión para crear un corredor donde, a partir del manejo sustentable, se logra reducir emisiones de CO2 y fijar carbono”, aclara Corbi, y menciona que GMF ya desarrolla emprendimientos similares en la misma provincia y en Anta del Dorado, Salta.
“Estos proyectos están en auge y son los más buscados como herramientas de mitigación del cambio climático tanto por las grandes corporaciones como por las pequeñas empresas para poder empezar a ser responsables de las emisiones que tienen. Hay mucha conciencia de que hoy el camino está en las plantaciones y en la recuperación de los bosques”, concluye.
CULTIVO DE NATIVAS
Cada vez son más los municipios que dedican esfuerzos a la reproducción de plantas autóctonas. Por caso, en Olavarría, provincia de Buenos Aires, está en proceso la creación de una Reserva Municipal Natural Urbana de 24 hectáreas en el noreste de la ciudad, donde hoy funciona el Bioparque La Máxima y se producen especies vegetales nativas. En este sentido, el gobierno provincial lanzó en 2021 el Plan Nativas Bonaerenses, que busca consolidar una red de viveros productivos de especies autóctonas.