Realizadas desde ventanillas de micros en movimiento, en un trayecto que unió la Patagonia con el mar en Brasil, las fotografías de Bibiana Fulchieri se transforman en paisajes irrepetibles.
Texto y fotos Bibiana Fulchieri
Estas son las imágenes que quedaron encerradas en mi cámara, las últimas registradas antes del aislamiento al que nos obligó la pandemia.
Posiblemente, de no haber existido esta contingencia, se hubieran silenciado en la oscura latencia del archivo. Pero cobraron inusitada vida al convertirse en el afuera de mi adentro. Ese tiempo suspendido donde tuvimos que reinventarnos una cotidiana existencia.
Los paisajes panorámicos que registré se transformaron entonces en la persistencia de lo pasajero, cristalizando la fugacidad de ese tránsito, y me ayudaron a revivir el mundo de los viajes suspendidos.
Tomé conciencia de que estas imágenes y su presunta belleza están ligadas a una cultura visual heredada, que provoca algo así como el goce que experimentaron renacentistas, naturalistas, impresionistas, cuando creaban al pleine aire, ese aire campestre.
De mis maestros de la mirada conservo grabadas las pinturas de los campos de girasoles y cuervos negros de Vincent Van Gogh; las sublimes soledades de Edward Hopper; los campos panorámicos de Cándido López, registrando batallas con el ojo absoluto. Entre las obras fotográficas, acumulo como legado los paisajes de Ansel Adams en el Valle de Yosemite cuando era “inmaculado”; las travesías de las reporteras gráficas Dorothea Lange y Margaret Bourke White, siguiendo a los migrantes de los años 30 hacia los campos de California; los sembradíos intensos casi abstractos en la Italia de Franco Fontana y Mario Giacomelli; los vacíos abiertos de Josef Koudelka ante los últimos bosques del Ore en Polonia; la naturaleza en estado zen de Richard Long en Irlanda; los escenarios del Cuzco de Martín Chambi; los registros del México poético y profundo de Juan Rulfo, Manuel y Lola Álvarez Bravo; los insondables territorios aborígenes del Chaco Salteño de nuestra pionera Grete Stern.
Miro estos paisajes como territorios geoculturales y reflexiono. Me gustaría, como decía Octavio Paz, también afirmar que por ellos “salí del encierro oliendo a la intemperie”.
BIBIANA FULCHIERI
Río Cuarto, 1959. Trabajó como reportera gráfica para los diarios Puntal, Córdoba, Página/12 Córdoba, La Voz del Interior. Participó en más de 50 exposiciones, individuales y colectivas, en distintas ciudades de la Argentina y representó al país en muestras en el extranjero. Es autora de los libros El Cordobazo de las mujeres (2018) y Cartografía de la lengua (2019). En la actualidad, se desempeña como fotógrafa editorial, periodista y gestora cultural independiente.