La tradiciรณn japonesa de los jardines zen ofrece la posibilidad de tener un espacio de paz y meditaciรณn con una instalaciรณn seca y de bajo presupuesto.
Para quienes cuentan con un jardรญn amplio con posibilidades de definir sectores diferenciados, una muy buena opciรณn es hacer un jardรญn zen, tambiรฉn conocido como โjardรญn japonรฉsโ o karensansui en lengua nipona. Todos los nombres estรกn bien justificados, ya que tienen su origen en los milenarios templos budistas de ese paรญs, y su caracterรญstica saliente es que estรกn compuestos de elementos secos como arena, grava (o pedregullo) y piedras de buen tamaรฑo.
Se trata de espacios concebidos para proporcionar un efecto relajante propicio para la meditaciรณn y la bรบsqueda de paz espiritual pregonada por el budismo. Ademรกs, pueden materializarse en espacios acotados como el fondo de una casa urbana o solo una parte de este, ya que los jardines zen estรกn concebidos para ser contemplados, no transitados. Por otra parte, su costo y esfuerzo de mantenimiento son mucho menores que los de un jardรญn vegetal, porque no hay nada que regar ni plantas que remover.
Estos jardines secos se caracterizan por recrear paisajes naturales a una escala reducida. Para eso, la arena y la grava representan a los rรญos y las lagunas, y las piedras grandes y medianas a las ondulaciones del paisaje: montaรฑas y colinas. Cada material debe ocupar un sector con contornos rectilรญneos, ya que la pureza de lรญneas y formas geomรฉtricas es una premisa fundamental para cualquier jardรญn zen.
Una vez que el diseรฑo ya estรก elegido, hay que seguir una serie de pasos para materializarlo. El primero es preparar el terreno: se debe quitar todo el cรฉsped, alisar la tierra para emparejar su altura y cubrir toda la superficie con una malla aislante sobre la cual se asienta el lecho de arena. Luego hay que dividir el jardรญn en las distintas รกreas previstas por el diseรฑo y materializar sus lรญmites con unas tablas de madera a modo de zรณcalo para que los bordes sean precisos y prolijos. Hecho esto, se deben colocar las distintas clases de arena o pedregullo previstas con una capa de mรกs de cinco centรญmetros de espesor.
De acuerdo con la tradiciรณn, el nรบmero de piedras grandes que se coloquen debe ser impar: en general, tres o cinco. Ademรกs, se sugiere hundirlas todo lo posible en el sustrato y, por supuesto, rastrillar el pedregullo alrededor de ellas en forma de cรญrculos concรฉntricos para emular las ondas del agua: un efecto infaltable. Es fundamental no colocar ninguna piedra justo en el centro y tambiรฉn se debe evitar cualquier bรบsqueda de simetrรญa en la composiciรณn. ยฟEl motivo? Los que conocen del tema aconsejan confiar en la sabidurรญa oriental.
DETALLES PERSONALIZADOSย
La costumbre hizo que en Occidente se incorporen a los jardines zen algunos sectores hรบmedos con musgo, que es una planta capaz de sobrevivir con poco riego y conservar sus cualidades en duras condiciones climรกticas. Tambiรฉn es habitual agregar zonas con piedras de tamaรฑo intermedio y otros accesorios como cortes de troncos de รกrbol, cercos de caรฑas de bambรบ e incluso senderos de madera tipo deck. Hasta hay quienes incorporan un espejo de agua o lรกmparas de luz artificial al ras del suelo, lo cual requiere una instalaciรณn debajo del terreno. Son variantes sin duda disfrutables, pero que se alejan del estilo minimalista tradicional.
